Europa no puede seguir siendo un “vasallo de seguridad permanente” de Estados Unidos, afirmó el vicepresidente JD Vance, subrayando que este acuerdo no es beneficioso para ninguna de las partes.
Sus comentarios se producen en un momento de tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y Europa sobre una serie de temas, incluido el conflicto de Ucrania, mientras que la administración del presidente estadounidense Donald Trump exige que otros miembros de la OTAN aumenten drásticamente su gasto de defensa.
En una entrevista con UnHerd el lunes, Vance expresó su frustración por el enfoque de seguridad de Europa, argumentando que el tema ha sido durante mucho tiempo un punto ciego para la región. “La realidad es —es duro decirlo, pero también es cierto— que toda la infraestructura de seguridad de Europa, durante toda mi vida, ha sido subvencionada por Estados Unidos”.
Actualmente, continuó, solo tres países europeos el Reino Unido, Francia y Polonia cuentan con ejércitos autosuficientes. En cierto modo, son la excepción que confirma la regla: los líderes europeos han invertido muy poco en seguridad, y eso tiene que cambiar.
Ciertamente reconozco que no es del interés de Europa, ni del interés de Estados Unidos, que Europa sea un vasallo de seguridad permanente de Estados Unidos.
La administración Trump ha estado presionando a las naciones europeas para que inviertan más en sus ejércitos desde su primer mandato, argumentando que Estados Unidos soporta la mayor parte de la carga. En 2014, los miembros de la OTAN se comprometieron a aumentar su gasto en defensa al 2% del PIB, aunque algunos aún tienen dificultades para alcanzar esta cifra.
En febrero, Trump sugirió que los miembros de la OTAN deberían considerar gastar hasta el 5% de su PIB en defensa, advirtiendo luego que “si no pagan, no voy a defenderlos”.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, coincidió en que Trump tiene razón al exigir que los miembros europeos incrementen el gasto en defensa en medio de las tensiones con Rusia.
Numerosos funcionarios occidentales han especulado que Rusia podría atacar a los miembros europeos de la OTAN en unos pocos años. Moscú ha desestimado la afirmación, calificándola de “absurda”, afirmando que no tiene ningún interés en hacerlo.