El sábado entró en vigor en Brandeburgo una prohibición de 72 horas para el transporte de vacas, cerdos, ovejas, cabras y otros animales como camellos y llamas, y también cerraron los dos zoológicos de Berlín.
El viernes, las autoridades del estado de Brandeburgo, que rodea Berlín, informaron de que un granjero había encontrado muertos a tres de los 14 búfalos de agua de su manada en Hoenow, justo en las afueras de la ciudad. El instituto nacional de sanidad animal de Alemania confirmó que se había detectado fiebre aftosa en muestras de un animal y que el resto de la manada había sido sacrificada. No estaba claro cómo se habían infectado los animales.
Las autoridades dijeron que alrededor de 200 cerdos de una granja en Ahrensfelde, cerca de donde se detectó el brote, serían sacrificados como medida de precaución.
Esta enfermedad viral altamente contagiosa afecta a animales de pezuña hendida, como vacas, cerdos y ovejas, incluidos los que viven en zoológicos. Existen estrictas regulaciones internacionales para detener su transmisión. Si bien la enfermedad no afecta a los humanos, estos pueden transmitirla e infectar a los animales.
Las tasas de mortalidad suelen ser bajas, pero la enfermedad puede provocar fiebre, disminución del apetito, babeo excesivo, ampollas y otros síntomas en los animales.
En el Reino Unido, en 2001, un brote de fiebre aftosa llevó a las autoridades a sacrificar a unos seis millones de cabezas de ganado en granjas infectadas y en granjas vecinas, lo que costó miles de millones de euros. En aquel momento, algunos ganaderos dijeron que la respuesta había sido demasiado extrema.
El virus se propaga fácilmente por contacto y transmisión aérea y puede infectar rápidamente a rebaños enteros. Las personas también pueden propagar la enfermedad a través de elementos como equipos agrícolas, zapatos, ropa y neumáticos de vehículos que hayan estado en contacto con el virus.
El último brote en Alemania fue en 1988 y el último en Europa en 2011, según el instituto de salud animal de Alemania.