El sector agrícola genera el 11,4 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa, debido principalmente a la ganadería.
Provienen principalmente de la digestión de los alimentos del ganado vacuno y ovino, y del almacenamiento de estiércol de vacuno y porcino.
A esto se suman las emisiones producidas por la aplicación de fertilizantes químicos y el estiércol esparcido por los agricultores o excretado por el ganado.
Francia, Alemania y Polonia son los mayores emisores de GEI agrícolas de la Unión Europea. Pero Dinamarca, un importante exportador de productos lácteos y carne de cerdo, no se queda atrás. La ganadería es la segunda fuente de emisiones de gases de efecto invernadero del país, después de la energía.
El proyecto de impuesto al carbono del ganado, que aún no ha sido votado en el Parlamento danés, es controvertido.
El agricultor Peter Kiær, presidente de la Asociación Danesa de Agricultura Sostenible, produce cerdos para el mercado de exportación.
Él cree que el nuevo impuesto será contraproducente y llevará a los agricultores a trasladar su producción a otros países.
“Los agricultores daneses quieren ser los más ecológicos y utilizar la mejor tecnología para mantener la contaminación lo más baja posible. El impuesto dificultará la inversión en tecnología ecológica”, afirma.
“Si Dinamarca es el único país con un impuesto al carbono, no podré competir con los demás países y tendré que dejar de producir cerdos”. La única forma en que un impuesto podría funcionar, dice Peter Kiær, es si se generaliza “a todos los países de Europa”.
Jette Bredahl Jacobsen, vicepresidenta del Comité Asesor Científico Europeo sobre Cambio Climático, está de acuerdo en que se debería hacer más a nivel europeo para reducir las emisiones de GEI de la agricultura.
“Necesitamos implementar algún tipo de mecanismo de precios en la agricultura y dar incentivos para reducir las emisiones. Y también debemos revisar la política agrícola común, porque tal como está hoy, una gran parte de los subsidios se destinan a producciones intensivas en gases de efecto invernadero y no a formas de producción menos intensivas en carbono”.
Sin embargo, bajo la presión de los agricultores, la Comisión Europea ha renunciado este año a integrar medidas específicas para la agricultura en sus objetivos climáticos para 2040.