Vigilado por drones y custodiado por una barrera de acero de cinco metros y medio, un cruce fronterizo cerca de la ciudad polaca de Połowce resume los desafíos de seguridad que enfrenta la UE, afirmó Polonia.
Al otro lado de la barrera se encuentra Bielorrusia, un aliado cercano de Rusia que ha utilizado la migración como un arma contra el bloque, según Varsovia.
Como resultado, Polonia ha endurecido recientemente sus políticas migratorias, algo que el país considera vital para sus intereses y los de la UE.
“Hemos endurecido nuestra política de visados y, sobre todo, hemos decidido suspender el derecho de asilo allí donde nos enfrentamos a cruces fronterizos masivos organizados por Bielorrusia y Rusia”, dijo el viernes el primer ministro polaco, Donald Tusk.
Al iniciar su presidencia semestral de la UE, Polonia se ha posicionado como una voz líder en la mejora de la seguridad europea, casi tres años después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, invadiera Ucrania.
Sin embargo, las ONG han expresado temores de que las políticas de Varsovia en la frontera bielorrusa —una zona que una organización ha llamado “la zona de la muerte de Europa”— amenacen la seguridad de los solicitantes de asilo.
La frontera
Aproximadamente 13.000 guardias fronterizos y soldados patrullan la frontera de aproximadamente 400 kilómetros, que se ha convertido en una zona de amortiguación desde que Rusia invadió Ucrania a través de Bielorrusia hace tres años.
Medidas defensivas similares son evidentes a lo largo de la frontera de Polonia con la región rusa de Kaliningrado.
En el paso fronterizo de Połowce, la barrera con la parte superior afilada divide a comunidades que antes estaban estrechamente unidas, pero que ahora están separadas por la guerra. La zona está vigilada constantemente por drones, helicópteros y vehículos blindados.
El paso fronterizo permanece cerrado, con unos 40 guardias fronterizos y soldados presentes en el lugar el 16 de enero, durante una gira de prensa organizada por la presidencia polaca de la UE.
El camino hacia la frontera está lleno de obstáculos de hormigón y alambre de púas diseñados para repeler posibles incursiones.
Polonia afirma que dicha presencia militar es necesaria para evitar que grupos de inmigrantes, principalmente de África y Oriente Medio, crucen la frontera y provoquen inestabilidad en Polonia y Europa.
Los migrantes, una amenaza para la seguridad
El año pasado se registraron casi 30.000 intentos de cruzar la frontera, y muchos de ellos eran hombres jóvenes procedentes de Etiopía, Eritrea y Somalia.
Según las autoridades polacas, los migrantes a menudo entran a Bielorrusia con visados de turista o de estudiante antes de recibir ayuda para cruzar la frontera abonando tasas que oscilan entre 8.000 dólares (7.760 euros) y 12.000 dólares (11.640 euros).
Las autoridades afirman que estos migrantes reciben ayuda de los servicios de seguridad bielorrusos y otros “organizadores”, muchos de los cuales, al parecer, son ucranianos que atraviesan dificultades económicas tras huir de la guerra. Según los funcionarios fronterizos, pueden ganar 500 dólares (485 euros) por cada migrante al que ayudan.
Los guardias fronterizos informan de frecuentes enfrentamientos, incluidos ataques con hondas, pequeños explosivos, piedras y gas pimienta.
En 2024, un guardia fue asesinado y 307 personas fueron hospitalizadas en los más de 400 incidentes documentados.
“Los disparos de advertencia no funcionan, por eso es necesaria la fuerza”, dijo el coronel Andrzej Stasiulewicz, comandante adjunto de la división de guardia fronteriza de Podlaski.
A los representantes de los medios de comunicación se les mostraron imágenes que mostraban a migrantes atacando la frontera.
Stasiulewicz describió sus acciones como “impredecibles, pero precisas y coordinadas”.
Sin embargo, Médicos Sin Fronteras ofrece una narrativa contrastante: informa que ha tratado a más de 400 personas desde noviembre de 2022.
Muchos pacientes, afirma la organización, “quedaron varados durante semanas en bosques inhabitables y expuestos a prácticas violentas en la frontera”.
Eran comunes los casos de agotamiento, hipotermia, deshidratación y angustia psicológica, junto con informes de abuso físico, incluidos hematomas y mordeduras de perros.
Mientras tanto, el Consejo Noruego para los Refugiados, una organización benéfica de ayuda a los migrantes, informó que las ONG han documentado casi 9.000 “devoluciones violentas” desde 2021 en lo que denomina “la zona de la muerte de Europa”.
Las autoridades sostienen que las solicitudes de asilo deben presentarse en los puntos fronterizos designados, como Terespol, que está a 100 kilómetros al sur de Połowce.
Las autoridades polacas rechazan las acusaciones de devoluciones ilegales y afirman que sus “devoluciones” cumplen los requisitos legales.
Propuestas legislativas y respaldo de la UE
En Polonia se ha producido una marcada reducción en el número de llegadas a Połowce: el año pasado se presentaron solo 670 solicitudes de asilo.
Un proyecto de ley permitiría al gobierno cerrar la frontera durante 60 días si Varsovia considera que la migración está siendo “utilizada como arma” por su vecino.
“Si alguien usa la violencia contra los guardias fronterizos, cerraremos la frontera”, dijo el subsecretario de Estado Maciej Duszczyk.
Sin embargo, Médicos Sin Fronteras ha advertido de las posibles “consecuencias dramáticas” de tales acciones, instando a un cambio fundamental en el enfoque de Polonia hacia la protección de los migrantes y refugiados.
Los líderes de la UE han expresado su apoyo a las políticas de Polonia, otorgando a los estados miembros del este libertad para suspender los derechos de asilo en respuesta a las amenazas percibidas de Bielorrusia y Rusia.
El panorama político de la UE se ha desplazado hacia la derecha, con partidos nacionalistas y populistas ganando terreno en estados miembros clave, como Francia y Alemania.
Tusk sostiene que las políticas migratorias firmes permiten a los estados democráticos abordar la migración ilegal de manera efectiva, describiéndola como su “deber sagrado”.
“Si no queremos dejar estos asuntos en manos de radicales, extremistas y populistas, debemos encontrar las respuestas adecuadas para que nadie en el mundo dude de que los Estados democráticos son capaces de defenderse eficazmente de la migración ilegal”, afirmó Tusk