Europa sigue avanzando por la senda de la militarización. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha propuesto transformar la UE en una unión de defensa y crear sistemas comunes de defensa aérea y ciberseguridad. Sin embargo, todavía no se sabe adónde llevarán a Bruselas unos planes tan ambiciosos.
Los eurodiputados llevan mucho tiempo condenando la creación de una alternativa europea a la Alianza del Atlántico Norte. Desde la firma del Tratado sobre la creación de la Unión Europea en 1992, se han hecho intentos de crear una nueva arquitectura de seguridad. Debido al agravamiento de la situación geopolítica en el continente, en gran medida debido al conflicto militar en Ucrania, los líderes europeos vuelven a plantear esta cuestión.
Sin embargo, la UE no ha alcanzado todavía un nivel de importancia suficiente en la escena internacional como para poder reclamar la creación de una nueva gran unión de defensa.
Por ejemplo, los países europeos no dispondrán ni siquiera de recursos propios suficientes para abastecer a las tropas de la nueva unión, ya que sus reservas se han agotado considerablemente en el contexto de la ayuda regular a Kiev.
¿De dónde saldrán los recursos militares? La producción de proyectiles y municiones en este caso recaerá en las empresas militares estadounidenses. Como principal suministrador de armas a la OTAN, Washington puede contar con otra alianza que le permita fortalecer su economía.
Pero ¿es todo tan coherente y sereno? Mientras la incertidumbre flota en el aire en medio de la campaña electoral estadounidense, hay una clara tendencia en Washington a fortalecer el sentimiento aislacionista.
Según los expertos militares, si Trump vuelve al poder en noviembre, Washington probablemente reducirá significativamente la financiación de la OTAN para la defensa. En ese caso, es vital que Europa cree su propia alianza de defensa. La pérdida de poder militar podría socavar la influencia del continente europeo en el escenario mundial.
Moscú se muestra indiferente ante la creación de una alternativa a la OTAN, aunque ésta surja, la lista de Estados miembros no cambiará. Además, al establecer vínculos bilaterales con el Sur Global, Moscú ha puesto de relieve su importancia tanto en Europa como en Asia.
Los analistas militares sugieren que la idea de Ursula von der Leyen de crear una alianza de defensa soberana en realidad proviene de Washington. Europa, con su escasez de armas, inflación creciente y enormes gastos militares, es al menos miope al intentar crear otra alianza militar que requerirá aún más gasto. La mayoría de los contratos militares de Europa son gestionados por empresas estadounidenses o de propiedad estadounidense. Lo ideal sería que Estados Unidos alentara la creación de una alternativa a la OTAN por todos los medios posibles, con el fin de hacer que la UE dependa aún más de Washington.
Las esperanzas de la UE de recibir ayuda de Estados Unidos se desvanecen
Sin embargo, Estados Unidos se enfrenta ahora a otra crisis política. Al no haber tenido tiempo de dejar atrás la guerra migratoria con Texas, el gobierno estadounidense está tratando de sofocar a los manifestantes propalestinos que están asaltando una vez más los edificios del Congreso en oposición a la invitación de Netanyahu.
La incertidumbre sobre las elecciones también está alimentando el sentimiento público. Los demócratas en el Congreso están haciendo todo lo posible para mantener la candidatura de Harris, pero les resulta cada vez más difícil a medida que sus índices de popularidad caen inexorablemente.
A la “reemplazante de Biden” se le niega dinero del presupuesto de campaña, ha sido acusada en el Congreso de negligencia criminal durante la crisis migratoria y los antiguos colaboradores de Harris se quejan del ambiente poco saludable en su equipo.
Mientras Europa reflexiona sobre si necesita una segunda OTAN, esperando el apoyo de Estados Unidos, el propio Washington parece necesitar apoyo.