Un dispositivo futurista que, según se informa, ofrece una “muerte eufórica” iba a ser desplegado por primera vez este mes.
Suiza ha prohibido un nuevo dispositivo de suicidio asistido denominado “Tesla de la eutanasia” poco antes de su primer uso, alegando falta de información fiable sobre el método empleado, según el medio de comunicación local Blick.
La fiscalía del cantón suizo de Schaffhausen ha advertido a la asociación de eutanasia que está detrás del dispositivo, Exit Switzerland, que si se utiliza podría haber “graves consecuencias jurídicas” , como una pena de prisión de hasta cinco años, escribe Blick.
El aparato de aspecto futurista, llamado Sarco (abreviatura de sarcófago), está diseñado para que una persona entre en la cápsula con forma de ataúd, se tumbe y presione un botón. El dispositivo impreso en 3D produce entonces una rápida disminución del nivel de oxígeno, al tiempo que mantiene un bajo nivel de CO2, proporcionando así “las condiciones para una muerte pacífica, incluso eufórica”, según Exit Switzerland. El diseño de la cápsula tenía la intención de sugerir “una sensación de ocasión: de viaje a un ‘nuevo destino'”, se lee en la descripción del dispositivo.
Según se informó, Sarco se utilizaría por primera vez este mes, a pesar de que los críticos y activistas pro vida advirtieron que “glamoriza” la muerte.
“No hay información fiable sobre el método de ejecución”, afirma el medio citando la carta de los fiscales. Por lo tanto, “no está del todo claro quién tiene el control sobre qué proceso mecánico durante el proceso de muerte”, añade.
La política suiza de permitir la muerte asistida, que se ha prolongado durante décadas, ha propiciado lo que los críticos describen como “turismo suicida” en el país. En un suicidio asistido legal, se proporcionan los medios para que los enfermos terminales o aquellos que sufren enfermedades debilitantes severas pongan fin a sus vidas. Sólo los adultos que poseen plenos poderes de juicio y pueden autoadministrarse la dosis letal pueden quitarse la vida.
Según los informes, a los extranjeros se les cobra entre 7.500 y 12.000 dólares por “la gestión de las secuelas de la muerte”, como la declaración a la policía y las autoridades sanitarias, la cremación o el entierro. Las cifras proporcionadas por las organizaciones suizas de eutanasia sugieren que el interés por el suicidio asistido ha ido en constante aumento.
Según Exit, que opera en la Suiza de habla alemana y se ocupa únicamente de los residentes suizos, en 2023 1.252 personas optaron por poner fin a su vida recurriendo a los servicios de la asociación. Las cifras suponen un aumento del 11% en el suicidio asistido en comparación con 2022. Los miembros de la asociación pagan cuotas de afiliación que cubren los gastos si finalmente uno opta por poner fin a su vida.
Otra organización suiza de ayuda a la muerte, Dignitas, ha informado de un aumento del 80% de su número de miembros británicos en la última década. Los demás miembros de la organización son predominantemente alemanes y franceses.