El canciller chino, Wang Yi, subrayó hoy al secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, que Washington no debe interferir en los asuntos internos del gigante asiático ni contener su desarrollo.
En un encuentro en esta capital, a propósito del último día de la visita del alto funcionario norteamericano, el jefe diplomático chino llamó a su contraparte a dejar de cruzar las líneas rojas con respecto a la soberanía, la seguridad y los intereses de Beijing.
Sin embargo, en otro momento reconoció que luego de la reunión entre los dos presidentes de cada nación en San Francisco en noviembre pasado, las relaciones bilaterales se estabilizaron y ambos lados aumentaron el diálogo, la cooperación y los aspectos positivos en varios campos.
Por otro lado, los factores negativos en los vínculos siguen acumulándose y «enfrentan diversas interrupciones y sabotajes», comentó.
«China siempre se ha adherido a los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación de beneficio mutuo», agregó el canciller chino al tiempo que insistió en el compromiso de Beijing con la promoción del desarrollo estable, saludable y sostenible de los nexos bilaterales.
Como parte de su agenda en el gigante asiático, Blinken arribó el 24 pasado a Shanghái, asistió allí a un partido de baloncesto, visitó el Shanghai Yu Garden y probó la comida típica de Nanxiang xiaolongbao.
Durante su estancia dialogó con Chen Jining, secretario del Comité Municipal del Partido Comunista de esa urbe y ambas partes abogaron por gestionar de forma responsable sus diferencias.
También llegó hasta la Universidad de Nueva York en Shanghái para reunirse con profesores y estudiantes, y en otro momento sostuvo un encuentro con líderes empresariales en la Cámara de Comercio Americana.
En varias ocasiones Beijing llamó la atención sobre la última serie de medidas de Estados Unidos para reprimir el desarrollo comercial y tecnológico de China, así como la suma cada vez mayor de sanciones a entidades del gigante asiático.
El secretario de Estado arribó a este país mientras avanza en el Congreso un proyecto de ley que incluye ayuda a Taiwán, lo que provoca nuevas fricciones entre los dos países.
A lo anterior se suma las reiteradas advertencias de Beijing ante el despliegue de misiles por parte de Estados Unidos en la región Asia-Pacífico, lo cual China considera una seria amenaza a la seguridad nacional.