Según un grupo de investigación, la medida podría ayudar a recaudar 250.000 millones de dólares al año.
Los gobiernos deberían crear un impuesto mínimo global sobre la riqueza de los superricos que utilizan empresas fantasma para canalizar dividendos y poseer propiedades, ha propuesto el grupo de investigación del Observatorio Fiscal de la UE.
En un informe publicado el domingo, el Observatorio afirmó que un impuesto del 2% sobre la riqueza de los 2.750 multimillonarios del mundo podría recaudar unos 236.000 millones de euros (250.000 millones de dólares) al año. En la actualidad, los multimillonarios están utilizando lagunas jurídicas para evitar ciertas formas de impuesto sobre la renta, lo que da como resultado tasas impositivas efectivas de sólo el 0%-0,6% de su riqueza total, afirmó el organismo de control fiscal con sede en París.
Los impuestos sobre la renta que se cobran a los ricos que no aprovechan las lagunas legales terminan entre el 20% y el 50%, según el informe.
Las empresas fantasma y los bienes raíces continúan “…brindando amplias oportunidades para que los ricos eviten y evadan impuestos”, señala el informe.
“Estas sociedades holding se encuentran en una zona gris entre la elusión y la evasión. En la medida en que se crean con el propósito de evadir el impuesto a la renta, legítimamente pueden considerarse más cercanos a la evasión”.
El economista principal del Observatorio, Gabriel Zucman, sugirió que las tasas mínimas eran las herramientas más poderosas para abordar las lagunas en los sistemas tributarios existentes porque garantizan que, sin importar qué medidas de evasión se utilicen, el impuesto recaudado no pueda caer por debajo de una cantidad determinada.
“Este es el siguiente paso lógico después del impuesto mínimo global a las empresas multinacionales, lo que demuestra que es posible que los países acuerden tasas impositivas mínimas”, afirmó Zucman.
Fueron necesarios años de negociaciones antes de que en 2021 se alcanzara un acuerdo histórico entre 140 países y territorios, que imponía una tasa impositiva mínima global del 15% a las empresas multinacionales más grandes.
La idea era impedir que las multinacionales utilizaran maniobras contables y legales para trasladar sus ganancias a paraísos con impuestos bajos o nulos. Sin embargo, el plan se ha visto debilitado por lagunas jurídicas y sólo recaudará una fracción de los ingresos previstos, según el organismo de control fiscal.