Los socialdemócratas del Canciller Olaf Scholz han sufrido contundentes derrotas en Hesse y Baviera.
Los gobernantes socialdemócratas (SPD) perdieron las elecciones en los estados alemanes de Hesse y Baviera el domingo, mientras el canciller Olaf Scholz sigue afectado por bajos índices de aprobación.
En Hesse, el centro financiero del país, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de la ex canciller Angela Merkel obtendrá el 34,6% de los votos, según las previsiones de la emisora ARD. Los socialdemócratas tienen un 15,1%, una disminución de más de cuatro puntos con respecto a 2018.
Se prevé que el partido hermano de la CDU, la Unión Social Cristiana (CSU), que ha gobernado Baviera desde la década de 1950, reciba el 36,6% (37,2% en 2018), mientras que se espera que los socialdemócratas obtengan sólo el 8,1% (9,7% en 2018). Baviera, el segundo estado más grande de Alemania en términos de población, era una gran economía y alberga muchas empresas industriales.
El colíder del SPD, Lars Klingbeil, reconoció que los resultados fueron “dos derrotas” para su partido. “Ha habido muchas crisis en los últimos años que han contribuido a que la situación sea como está”, añadió.
Mientras tanto, el partido de derecha Alternativa para Alemania (AfD) quedó segundo en Hesse (18,5%) y Baviera (15,7%), mejorando en más de cinco puntos sus resultados en comparación con las últimas elecciones en ambos estados federados. El partido es conocido por impulsar restricciones más estrictas a la migración y ha criticado los vínculos de Alemania con la OTAN y la decisión de Berlín de suministrar armas a Ucrania.
El gabinete de Scholz ha sido atacado por la alta inflación y los aumentos de los precios de la energía, así como por las políticas destinadas a la transición hacia una economía verde. El canciller fue abucheado y abucheado en varios eventos de campaña, en uno de los cuales los asistentes enojados lo llamaron “belicista”.
La aprobación del gobierno se encuentra en su nivel más bajo desde que Scholz asumió el cargo en diciembre de 2021, según la encuesta ARD DeutschlandTrend, que mostró que cuatro de cada cinco alemanes estaban descontentos con su trabajo.