El ex primer ministro, que ha prometido “no dar ni una sola bala a Ucrania”, aprovecha meses de agrias crisis políticas para volver a primera línea
El ex primer ministro Robert Fico parte como favorito a las elecciones parlamentarias de este sábado en Eslovaquia a merced a una campaña cimentada en el cansancio generalizado de la población con la guerra de Ucrania y con el actual liderazgo político, incapaz de consolidar un gobierno en firme hasta el punto de que Fico, inmune a años de investigaciones por sus supuestos vínculos con el crimen organizado, ha vuelto a convertirse en primera opción.
Este posible retorno al poder — su partido Smer (Dirección), lidera los sondeos con un 21 por ciento de intención de voto — tendría lugar solo tres años después de la derrota de su formación ante la coalición Gente Común y Personalidades Independientes (OLaNO), en lo que fue sin embargo el principio de una montaña rusa que se ha llevado por delante en los últimos meses a los líderes de esta alianza, Igor Matovic y Eduard Heger.
Fricciones internas, gobiernos en minoría incapaces de sostenerse y exitosas mociones de censura han terminado dejando el gobierno en manos del ex goberndor adjunto del Banco Nacional de Eslovaquia Ludovit Odor, testigo del populismo galopante exhibido por la inmensa mayoría de partidos políticos del país y que escapa a las etiquetas tradicionales, como demostró la pelea a puñetazos protagonizada hade dos semanas por Matovic y el ex ministro del Interior bajo el Gobierno de Fico Robert Kalinak.
En un escenario donde los insultos y la violencia han estado a la orden del día, nadie se ha movido de momento mejor que Fico, quien ha defendido por encima de todo los intereses nacionales y la estabilidad política interna en detrimento de la relevancia internacional del país.
Como ejemplo, el líder de Smer ha dedicado meses a atacar constantemente a la europeísta presidenta del país, Zuzana Caputova, hasta el punto de que la jefa del Estado anunció a mediados de septiembre su intención de presentar contra Fico una demanda por difamación después de que el ex primer ministro la acusara de ser una “agente” de Estados Unidos. De hecho, en mayo de este año, la presidenta lamentó amenazas de muerte alentadas por los comentarios de Fico, de los que el ex primer ministro nunca se ha retractado.
“NI UNA SOLA BALA A UCRANIA”
Fico, un superviviente político como demuestran las dos décadas de existencia de su partido en un país donde rara es la formación que supera la década de vida, lidera los sondeos como nuevo abanderado de la oposición, codo con codo junto al primer ministro húngaro, Viktor Orbán, a la actual política de Bruselas respecto a la guerra de Ucrania.
Entre otros ejemplos, Fico ha asegurado que Eslovaquia “no venderá ni una sola bala a Ucrania” si llega al poder, que hará todo lo que esté en su mano para bloquear todas las importaciones de grano ucraniano por el daño que podrían causar a los pequeños agricultores del país. Además, ha garantizado que se distanciará de las sanciones europeas contra Moscú y podría vetar las aspiraciones de Ucrania para incorporarse a la OTAN.
“La paz es la única solución. Me niego a que me critiquen y me etiqueten como belicista sólo por hablar de paz, mientras que a quienes apoyan la guerra y las matanzas se les llama ‘activistas por la paz’. Tenemos la cabeza hecha un lío”, proclamó Fico el pasado 6 de septiembre durante un mitin en la ciudad de Michalovce, próxima a la frontera con Ucrania.
Estos mensajes han puesto al líder de Smer al frente de unos comicios que podrían desembocar en su tercer mandato como jefe del Gobierno, cargo que ya desempeñó desde 2006 a 2010 y repitió desde 2012 a 2018, año en que presentó su dimisión tras el estallido de protestas por los asesinatos del periodista Jan Kuciak y su prometida Martina Kusnirova.
Kuciak, cabe recordar, investigaba los presuntos vínculos entre dos asesores del Gobierno Fico y empresarios relacionados por el reportero con la mafia italiana más poderosa, la calabresa ‘Ndrangheta. La inmunidad parlamentaria de la que disfruta Fico ha impedido seguir con las pesquisas en su contra.
UN RIVAL EUROPEÍSTA Y UN PROBLEMA DE ALIANZAS
El único político en condiciones de arrebatar la victoria a Smer es precisamente un antiguo periodista, Michal Simecka, representante del partido liberal Eslovaquia Progresista, al que pertenece también la presidenta Caputova y que se encuentra a unos dos puntos porcentuales de distancia de la formación de Fico como máximo exponente de una política más próxima a Bruselas.
Sobre el papel, Fico debería tener más fácil encontrar aliados para formar gobierno, comenzando por el partido Voz y Socialdemocracia (Hlas), que lidera Peter Pellegrini, antiguo aliado de Fico y que ahora ocupa el tercer lugar en los sondeos. Fico también podría encontrar un socio en el Partido Nacional Eslovaco (SNS) de Andrej Danko, que representaría el extremo más “conservador” del gobierno que podría emerger de este tripartito.
Sin embargo, la volatilidad de la política eslovaca podría igualmente dejarle a las puertas de la victoria, si Hlas hace honor a su denominación y apuesta por un pacto con Eslovaquia Progresista. Simecka también podría conseguir apoyos entre los pequeños partidos neoliberales o democristianos, e incluso entre el populista conservador Sme Rodina.
Sea como fuere, expertos internacionales insisten en la necesidad de destacar el impacto del futuro periodo de negociaciones para los socios europeos de Eslovaquia, así como para el desarrollo de la guerra de Ucrania.
“Son comicios que van a tener consecuencias importantes. Los resultados no sólo pueden cambiar la trayectoria de Eslovaquia sino también ayudar a remodelar toda la región”, recuerda el experto del Atlantic Council Petr Tuma, “porque podríamos estar ante la ampliación de un grupo de países que cuestionan el apoyo a Ucrania en el corazón del continente europeo, junto a Hungría, Austria hasta cierto punto y partes de los balcanes”.
“Podrían formar un núcleo que recuerda a cierto antiguo imperio”, dejó entrever el experto, en referencia al Imperio austrohúngaro, una de las grandes potencias mundiales durante casi un siglo hasta su disolución en la I Guerra Mundial.