El primer ministro español, Pedro Sánchez, ha anunciado que se ha aprobado un paquete de ayuda de 10.600 millones de euros para ayudar a las víctimas de las inundaciones repentinas que azotaron la costa oriental del país alrededor de Valencia la semana pasada.
En una rueda de prensa en Madrid, Sánchez comparó el paquete con las medidas adoptadas durante la pandemia de COVID-19.
Calificó la ayuda financiera como “un buen primer paso, un paso ágil y ambicioso con medidas concretas y realistas que ya están en vigor y que ayudarán a las personas y a las empresas en los próximos días y semanas”, antes de añadir que también se ha presentado una solicitud formal para acceder a los fondos de ayuda de la UE.
Esto ocurre en medio de un enojo generalizado por la débil respuesta del gobierno al desastre, que quedó en evidencia el domingo cuando una multitud arrojó barro a la pareja real de España, al primer ministro y a los líderes regionales cuando realizaban su primera visita al municipio de Paiporta.
Las continuas tormentas en el este de España han matado al menos a 217 personas, la mayoría cerca de Valencia, pero se espera que el número de muertos aumente a medida que se despejen más aparcamientos subterráneos.
Las autoridades españolas todavía tienen dificultades para acceder a algunas zonas porque grandes franjas de tierra están cubiertas de barro y escombros.
“Siempre me viene a la cabeza la misma palabra: apocalíptico”, explica Thierry Velu, presidente de la ONG francesa de ayuda a las catástrofes “Groupe de Secours Catastrophe”, que envió hombres y material al lugar con urgencia.
Compara el desastre actual en España con el tsunami de 2004 en el sudeste asiático.
“Estuve allí”, dijo, “y recuerdo los millones de metros cúbicos de agua, escombros y barro que lo invadían todo”.
Preocupaciones por la salud pública
También existe la preocupación de que la cantidad de lodo y escombros pueda causar problemas de salud pública.
El barro no está formado únicamente por agua, tierra y otros elementos naturales que se encuentran en un río o en el mar.
“Durante las inundaciones en zonas urbanas, los lodos se componen de dos partes”, explica Valérie Emphoux, responsable de la gestión de riesgos de inundaciones de la comunidad urbana de Antibes.
El barro también se mezclará con todo lo que encuentre a su paso: basura de todo tipo, colillas, excrementos, productos fitosanitarios e incluso cadáveres humanos y de animales.
En Valencia, como después de cada inundación, es una carrera contra el tiempo.
“Si es posible, debemos limpiarlo antes de que el lodo se seque”, explicó Emphoux.
Cuanto más rápido vayas, menos tiempo tendrán los gérmenes y las bacterias para desarrollarse, pero una vez que el suelo esté seco, es casi imposible eliminarlo todo.
Las autoridades españolas se toman los riesgos muy en serio.
El propio Ministerio de Sanidad ha publicado finalmente una lista de recomendaciones sanitarias para los residentes y voluntarios que han venido de todo el país para echar una mano.