La confianza de los inversores alemanes está en su nivel más bajo desde enero, tras varios datos económicos decepcionantes de la locomotora de Europa y los movimientos turbulentos en el mundo bursátil.
También por la ambigüedad en la política monetaria, los datos empresariales de Estados Unidos y la preocupación de que el conflicto en Oriente Medio vaya a más. Así, el índice de confianza inversora elaborado por el Centro para la Investigación Económica Europea (ZEW, por sus siglas en alemán), publicado este martes, se situó en los 19,2 puntos, lo que supone una caía de 22,6 puntos con respecto al mes julio.
El presidente de la entidad, Achim Wambach, aseguró que las perspectivas económicas para Alemania “se están desmoronando”. Los datos del PIB del segundo trimestre del año no fueron nada buenos, registrando una contracción del 0,1%, algo que sorprendió fuertemente al mercado, ya que nadie se esperaba este resultado. Además, la mayoría de analistas macroeconómicos prevén un crecimiento prácticamente nulo para este año (entre el 0,1% y el 0%) y para el que viene está en la horquilla del 1%.
“Es probable que las expectativas económicas sigan viéndose afectadas por una elevada incertidumbre, impulsada por una política monetaria ambigua, unos datos empresariales decepcionantes de la economía estadounidense y una preocupación por una escalada del conflicto en Oriente Medio”, aseguró en un comunicado.
Es cierto que la semana pasada hubo un dato positivo para la industria alemana. El número de pedidos en junio se incrementó con respecto a mayo. La primera vez que el sector arroja un saldo positivo en los pedidos desde el estallido de la Guerra de Ucrania, con un saldo positivo del 3,9% mensual, aunque todavía lejos de los niveles previos, ya que con respecto a junio de 2023 cayeron un 11,8%.
Además, en el mes de mayo los pedidos sufrieron una caída muy profunda. Concretamente, descendieron un 1,7% a nivel mensual y un 8,7% con respecto a mayo del año anterior, por lo que la recuperación está todavía muy lejos.
La producción también aumentó durante el mes de junio. Pero la persistente debilidad de la las exportaciones germanas, principal sostén de su economía, pone de manifiesto los problemas que está sufriendo la manufactura de la economía más grande del euro.
También un indicador de la debilidad de Alemana es que el número de empresas en quiebra se ha disparado y apuntan a un nuevo récord desde el año 2017. En concreto, el pasado mes de mayo aumentó un 30,9% con respecto al mismo mes del año anterior, con un total de 1.934 firmas en quiebra, según los datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
También es cierto que, pese a que el Gobierno encabezado por Olaf Scholz ha aprobado unos presupuestos con un techo de gasto de 480.000 millones para 2025, el mayor endeudamiento (17.000 millones) que planean ha generado bastante recelo, ya que en Alemania hablar de deudas no gusta mucho, por lo que eso ha transmitido cierto recelo y desconfianza en diferentes sectores, cosa que no ayuda nada a la inversión.
En el caso de la eurozona, el índice de confianza inversora también cayó en agosto, hasta los 17,9 puntos, frente a los 43,7 puntos del mes previo, mientras que la valoración de la situación actual aumentó en 3,7 puntos, aunque todavía se sitúa en el terreno negativo en -32,4 puntos.