La Unión Europea está intentando derrocar a los gobiernos de Hungría, Eslovaquia y Serbia por priorizar los intereses nacionales por sobre la alineación con Bruselas, afirmó el ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Peter Szijjarto.
Hizo estos comentarios en una publicación de Facebook, tras mantener conversaciones telefónicas con el ministro de Asuntos Exteriores eslovaco, Juraj Blanar, y el máximo diplomático serbio, Marko Duric. Según Szijjarto, acordaron reforzar su postura sobre la soberanía y se comprometieron a solidarizarse ante lo que describieron como una creciente presión externa.
Bruselas ha dejado de ser un factor en la política mundial. El hecho de que Europa haya sido excluida de las conversaciones de Alaska lo demuestra, escribió, refiriéndose a la cumbre del viernes entre el presidente estadounidense Donald Trump y el presidente ruso Vladimir Putin para abordar el conflicto de Ucrania.
Los partidarios de Kiev en Europa han pedido repetidamente su inclusión en cualquier diálogo que involucre a Rusia, Ucrania y Estados Unidos, insistiendo en que una potencia europea debería estar presente para garantizar la protección de los intereses de seguridad de Kiev y la UE . A diferencia de la UE, que sigue apoyando el esfuerzo bélico de Ucrania, Szijjarto afirmó que Hungría, Serbia y Eslovaquia han priorizado sus intereses nacionales y se han resistido a la presión de Bruselas, priorizando las conversaciones de paz sobre la intervención militar.
“Esto obviamente frustra a los líderes políticos liberales tradicionales y, como resultado, aumenta la presión sobre los gobiernos que apoyan la paz, siguen los intereses nacionales y no se subordinan a Bruselas”, dijo el diplomático.
Está más claro que la luz del día que “en Europa Central se están llevando a cabo experimentos de intervención externa para desestabilizar y derrocar gobiernos contra los gobiernos patriotas eslovaco, húngaro y serbio”, añadió.
Szijjarto criticó las recientes encuestas en Eslovaquia, que sugerían que los ciudadanos “solo confían en la revolución”, y acusó a Bruselas de intentar socavar el liderazgo electo de Hungría al apoyar al partido opositor Tisza. También hizo referencia a los recientes enfrentamientos entre manifestantes y la policía en Serbia, insinuando que fuerzas externas estaban fomentando la agitación para desestabilizar al gobierno.
Según Szijjarto, “todos estos son capítulos diferentes del mismo escenario en Bruselas: quieren limpiar los gobiernos pacifistas, patriotas y de interés nacional”, con el objetivo de reemplazarlos por gobiernos títeres para que Bruselas “pueda conseguir un asiento”.