El mapa de Copernicus, el programa de observación y vigilancia de la Tierra de la Unión Europea, revela que esta semana ya es la más negra en cuanto a incendios en España desde que hay registros (2006).
Según cálculos del sistema europeo de información sobre incendios forestales, entre el martes 5 de agosto y el martes 12 de agosto ardieron 98.798 hectáreas, cifra que rebasa la alcanzada en la anterior semana más negra del siglo que, casualmente, fue la misma semana de agosto pero de 2006, siete días en los que ardieron 74.031 hectáreas, la mayoría en Galicia.
En el acumulado anual de 2025, la herramienta europea contabiliza 202 incendios en España con una superficie forestal afectada de 157.501 hectáreas en total. De esta manera, solo en una semana ha ardido el 62% del total de la superficie quemada de todo el año.
Copernicus revela además que en España no hay ahora más incendios que hace veinte años, sino todo lo contrario. Son muchos menos, pero se propagan más rápidamente y con más virulencia. La prueba es que esta semana en solo 35 incendios ardieron 98.798 hectáreas, mientras que en 2006 las 74.000 hectáreas de 2006 se originaron en 115 siniestros.
Los servicios de extinción de León y Zamora hacen virguerías, pero con tanto fuego simultáneo no han tenido capacidad de atenderlo y se han ido haciendo grandes
Esta semana llamaradas descontroladas han obligado a intervenir a los servicios de emergencia en diferentes partes de la geografía española. En Tarifa (Cádiz), Jarilla (Cáceres) o Tres Cantos (Madrid), localidad donde ocurrió la primera muerte en esta oleada de incendios, han alcanzado a zonas altamente pobladas. Sin embargo, lo más preocupante ha sido la alta concentración de múltiples fuegos en el noroeste peninsular,en el triángulo de Zamora, León y Ourense. En León una lengua de fuego sin control cercó mortalmente a dos primos voluntarios que defendían su pueblo, Nogarejas (León), de una llamas “más altas que las casas” que han afectado también a otro medio centenar de localidades, obligando a más de 9.000 vecinos a evacuar sus casas.
¿Qué ha ocurrido esta semana para que sea ya la más negra desde que hay registros? Alfredo Rodríguez, portavoz del colegio Oficial de ingenieros de montes de Castilla y León, la comunidad con más hectáreas afectadas en 2025, pide fijarse en la acumulación de focos en una misma zona de gran complejidad para la extinción, por la acumulación de vegetación leñosa y núcleos urbanos, y en las adversas circunstancias meteorológicas, con tormentas eléctricas, temperaturas máximas extremas y, además, concurrencia de vientos fuertes y cambiantes.
“Acaban de apagar un fuego en Carcastillo, Navarra, que empezó con un rayo. Ha quedado extinguido en 5 días y han ardido 220 hectáreas. Se ha utilizado maquinaria pesada. Sin embargo, en León, al mismo tiempo, prendieron cuatro fuegos a la vez y en zonas muy complicadas. Con mucho pueblo pequeño, vegetación leñosa, en grandes pendientes en donde la maquinaria pasada, la que encierra mejor los fuegos, no puede pasar. Los servicios de extinción de León y Zamora hacen virguerías, pero con tanto fuego simultáneo no han tenido capacidad de atenderlo y se han ido haciendo grandes”.
Rodríguez explica que en las provincias de León, Ourense o Zamora están teniendo que afrontar los incendios “a pico y pala”, sabiendo que “a cada rato te tienes que retirar porque no estás seguro y que en esa zanja que haces de medio metro resulta más fácil que el fuego salte”.
Este ingeniero de montes de Castilla y León, sin óbice de que futuras investigaciones concluyan que ha habido mano humana en algunos de estos fuegos, los achaca a rayos certeros, tan habituales esta semana. Aemet ha contabilizado 13.295 dentro de todo el territorio español, 688 en la provincia de León.
“Con la actual acumulación de vegetación herbácea seca, un rayo prende y echa rápido a correr, y si te llega a zonas de vegetación leñosa alta, matorral, jaras o árboles jóvenes, con fincas agrícolas abandonadas, la biomasa lista para arder es mucha. Es como si a una chimenea la alimentas con leña y no con paja. Eso libera muchísima energía, en una alturas de llama mucho más difíciles, que además pueden generar pavesas que vuelan y pueden aterrizar a 200 metros”.
Rodríguez apunta que las zonas incendiadas este verano en el noroeste se caracterizan por el fenómeno de la despoblación rural y se lamenta porque “ni con todos los medios aéreos disponibles en el aire allí concentrados” esté siendo suficiente, dada la situación de falta de mantenimiento del paisaje. Consciente de que es inviable limpiar las 25 millones de hectáreas de monte que hay en España, opina que habría que reforzar el mantenimiento “en las inmediaciones de los pueblos, de las ciudades y de las carreteras, donde hay más incendios por vehículos que arden al salirse de la vía”.
En este mismo sentido, Marta Corella, patrona de la Fundación Pau Costa, especializada en la investigación de la lucha contra los incendios forestales, añade que la primavera lluviosa ha hecho crecer la vegetación en un mundo rural abandonado, lo que hace que una chispa “se convierta en un incendio imparable e inabordable, que genera su propia meteorología y se vuelve impredecible”. Si a eso le sumas que ha habido “varios fuegos muy simultáneos”, es lo que a su juicio ha hecho que colapsen los servicios de extinción. “Cuando hay simultaneidad es infinitamente más complejo atender la urgencia”, señala.
Corella lamenta que estando inmersos en pleno cambio climático tengamos “los montes más vulnerables de nuestra historia”, en los que no se aprovecha la leña, no hay ganadería… Por eso mismo pide pisar el acelerador en la gestión integral del territorio forestal, para favorecer usos y aprovechamientos que garanticen la supervivencia de los montes.
El factor meteorológico: la regla 30-30-30
La adversa meteorología ha jugado también un papel en la gravedad de los incendios de esta semana, ya que coincide con una ola de calor extremo. “No tenemos experiencia previa en vivir extinción de incendios forestales en esta situación de temperaturas de 38 grados, se hace francamente muy difícil”, describe Rodríguez.
La directora de eltiempo.es y doctora en Ciencias Físicas Mar Gómez confirma que esta semana España se ha mantenido con una dorsal anticiclónica, aire cálido estancado y alta insolación, que ha forjado una “cúpula de calor” que ha impedido la llegada de aire fresco y de precipitaciones del Atlántico que podrían haber aplacado las llamas de manera natural. También corrobora la presencia de tormentas secas, lluvia que se evapora antes de tocar tierra pero que contiene gran material eléctrico, con potencial incendiario.
Gómez cree que la meteorología ha contribuido a agravar la situación de incendios por lo que se ha denominado la regla del 30-30-30, “el cóctel necesario para que los incendios se propaguen rápidamente”, que consiste en temperaturas máximas de más de 30 grados, menos de 30% de humedad y rachas de viento de más de 30 kilómetros por hora.
La directora de eltiempo.es revela además que la situación no tiene visos de mejora ya que el riesgo máximo de incendios, según la previsión, está por llegar y que el domingo 17 de agosto podría alcanzar su pico máximo al afectar a la mayor parte del país.