En diciembre de 2019, Ursula von der Leyen regresó a Bruselas, la ciudad donde pasó su infancia, con el aplomo de una centrista segura de sí misma y la promesa de una visionaria.
El Pacto Verde Europeo estuvo en el centro de su primera presidencia, ofreciendo esperanza climática y un toque sorprendentemente colaborativo, flanqueada por la vicepresidenta ejecutiva danesa liberal Margrethe Vestager y el holandés socialista Frans Timmermans, coprotagonistas de su elenco.
Esa fue la temporada 1
Pero a medida que avanza la segunda temporada, los seguidores de su primer mandato podrían preguntarse si todavía están viendo el mismo programa.
O al menos preguntar si el personaje principal ha sido cambiado y un doppelganger ha tomado el mando.
Entonces, ¿qué ha pasado? ¿Ursula von der Leyen está sufriendo una crisis de identidad o simplemente está canalizando su metamorfosis política interior?
Diferentes estilos, diferentes prioridades
La nueva Úrsula parece ser una realista política pragmática, incluso maquiavélica.
Una parte importante de este cambio hacia la centralización se puede atribuir a su poderoso jefe de gabinete, Bjoern Seibert, un hábil titiritero que maneja con destreza los hilos del poder dentro del edificio Berlaymont.
Durante la primera temporada, comisarios inconformistas como el francés Thierry Breton y el luxemburgués Nicolas Schmit se convirtieron en personajes críticos con las decisiones de von der Leyen. Esto ha desaparecido del guion, y Ursula ha pasado de protagonista a solista.
Lo más importante es que han sido reemplazados por aliados de perfil más bajo a quienes se les mantiene en la oscuridad respecto de decisiones clave, sobre todo durante la presentación del presupuesto a largo plazo de la UE, cuando los comisarios supuestamente vieron las cifras sólo momentos antes de que se levantara el telón oficialmente sobre la propuesta.
Las prioridades fundamentales parecen haber desaparecido. Hay un aire de amnesia política, o quizás de disociación estratégica, donde los compromisos pasados se olvidan o se descartan.
Pero ¿cuál es la verdadera identidad de Ursula von der Leyen? ¿Sigue siendo la “Reina Verde” de 2019 o se ha transformado en la “VDL” gris y consolidadora del poder?
El curioso caso de la desaparición del Pacto Verde
Retrocedamos a 2019, cuando von der Leyen hizo del Pacto Verde la joya de la corona de su presidencia.
En aquel entonces, “verde” no era solo una política, era una sensación. Se suponía que el Pacto Verde transformaría la economía, la agricultura y el transporte de Europa. Hoy en día, la sensación ha cambiado.
Su misión medioambiental parece cada vez más lejana, por no decir totalmente abandonada.
Hoy en día, el Pacto Verde brilla por su ausencia, no solo en la retórica, sino también en los documentos oficiales. En la nueva propuesta de presupuesto a largo plazo de la UE, por ejemplo, el término no se menciona ni una sola vez.
Muchos de sus pilares están siendo desmantelados pieza por pieza.
El ejemplo más claro es el retroceso sistemático de las iniciativas del Pacto Verde -como el Mecanismo de Ajuste Fronterizo del Carbono- a través de las llamadas propuestas de simplificación “Ómnibus”, y la última de ellas involucra la propuesta de Directiva sobre Declaraciones Verdes, destinada a combatir el lavado verde.
Más simbólica es la desaparición de la estrategia “De la granja a la mesa”, que en su día era el aspecto agrícola del Pacto Verde, y que prácticamente ha desaparecido de los discursos, los documentos de políticas y los mensajes públicos.
Su omisión de la tan esperada “Visión para la agricultura y la alimentación” de la Comisión fue en realidad un entierro silencioso, haciendo que el documento fuera menos una visión y más un elogio.
Oficialmente, la Comisión sigue en la negación, pero las señales de abandono son imposibles de ignorar.
El Plan Europeo de Lucha contra el Cáncer: ¿se está perdiendo el ritmo?
El verde no es el único color que se desvanece en la paleta de von der Leyen, lo que revela un cambio de enfoque. En el expediente médico, hay un discreto código azul, con un expediente clave sobre soporte vital.
En su primer mandato, von der Leyen impulsó la Unión Europea de la Salud, con el Plan de Lucha contra el Cáncer como piedra angular. Con 4 000 millones de euros sobre la mesa, la Comisión se comprometió a combatir frontalmente el tabaco, el alcohol, el amianto y otros factores de riesgo de cáncer.
Pero el impulso se ha desacelerado drásticamente
Las medidas destinadas a reducir el consumo de tabaco y alcohol se han estancado, y las regulaciones que antes eran prioritarias (como las que regulaban el uso de camas solares) se han abandonado silenciosamente.
El nuevo presupuesto de la UE para la Salud refleja este descenso.
En 2024, se asignaron 115 millones de euros específicamente al cáncer. En 2025, esta cantidad se redujo a 60 millones, cubriendo no solo el cáncer, sino también las enfermedades cardiovasculares y otras enfermedades no transmisibles.
Con la atención desviada a la preparación para una pandemia y otras prioridades, no está claro cuánto de la visión original sobrevivirá.
Y con más expedientes abiertos que líneas de financiación abiertas, los expertos de Bruselas se preguntan: ¿se está reasignando la promoción de la salud y la lucha contra el cáncer a pasantes soñolientos y relegándolas a una mera nota a pie de página histórica?
De vuelta a sus raíces: Defensa y poder militar
Y, sin embargo, en medio del abandono de las prioridades verdes y de salud, von der Leyen parece más energizada que nunca, pero en un frente diferente: la defensa.
Un año después de su segundo mandato, la exministra de Defensa alemana ha regresado a territorio familiar. Con el retroceso del Pacto Verde, ha aprovechado el momento geopolítico para promover una industria de defensa europea más fuerte.
Ahora que su antigua vida como ministra de Defensa de Alemania ha vuelto a estar de moda (y que Frans Timmermans ya no le está echando fuego verde en la nuca), von der Leyen ha virado bruscamente hacia la defensa europea.
Un ejemplo: el próximo ciclo presupuestario de la UE (que comienza en 2028) propone quintuplicar la financiación de defensa y espacio. Los presupuestos nacionales de defensa también están aumentando, impulsados por la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia.
Su Comisión también ha propuesto recientemente cambios estructurales: redirigir los fondos de cohesión a la defensa, flexibilizar las normas fiscales para permitir un mayor gasto militar, lanzar el Fondo Europeo de Competitividad (FCE) y ofrecer préstamos a bajo interés en el marco del programa SAFE.
También se hace hincapié en simplificar las normas de adquisiciones de defensa e impulsar iniciativas conjuntas de I+D.
Próximamente: un paquete de movilidad militar destinado a agilizar el movimiento de tropas y equipos, y la presentación de planes para una auténtica “Unión Europea de Defensa”.
Con Estados Unidos cada vez más centrado en el Indopacífico, la UE se enfrenta a una prueba: ¿podrá convertirse en un actor de seguridad creíble dentro de la OTAN? ¿Y dará frutos el impulso de defensa de von der Leyen a tiempo para disuadir posibles amenazas, en particular las de Rusia, para 2030?
El veredicto: el jurado aún no ha emitido su dictamen…
De visionaria del Pacto Verde a estratega de defensa, la transformación de von der Leyen ha generado sorpresa en Bruselas y más allá, dejando a muchos confundidos.
El contraste entre ambos mandatos es innegable. Entonces, ¿quién es la verdadera Ursula von der Leyen?
¿Es la ecologista que prometió convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro? ¿O la estratega férrea que consolida su poder y se centra en la fuerza geopolítica?
Quizás ambos. Quizás solo uno existió realmente. O quizás ninguno.
Lo que está claro es que el segundo mandato no es solo más de lo mismo: es una temporada completamente nueva y un elenco nuevo. Con el mismo protagonista, con la misma chaqueta, pero con diferentes hábitos y una mentalidad diferente.
Mientras Bruselas se prepara para el próximo giro de la trama, especialmente con los aranceles estadounidenses y las disputas presupuestarias, una cosa es segura: Ursula von der Leyen está jugando un juego diferente.
¿Y el resto de Europa? Todavía estoy intentando averiguar si esto es un arco argumental… o un reinicio completo.