La inflación ya no parece ser una preocupación acuciante en la eurozona y se mantiene estable en un nivel que permite al Banco Central Europeo (BCE) cierto margen de maniobra, al menos por ahora.
Según las cifras preliminares publicadas por Eurostat el viernes, los precios al consumo aumentaron un 2 % interanual en julio, el mismo ritmo que en junio. En términos mensuales, los precios se mantuvieron estables.
Aunque los economistas esperaban una ligera caída al 1,9% interanual, la lectura valida la estrategia del BCE luego de años de presión inflacionaria persistente.
Si analizamos las principales categorías, los alimentos, el alcohol y el tabaco registraron la tasa de inflación anual más alta, con un 3,3% en julio, frente al 3,1% de junio.
Los servicios le siguieron con un 3,1%, una caída respecto al 3,3% anterior, mientras que los bienes industriales no energéticos subieron hasta el 0,8%. Los precios de la energía se mantuvieron en terreno negativo, con un -2,5% por ciento.
La inflación básica, que excluye los precios volátiles de los alimentos y la energía, se mantuvo sin cambios en el 2,3%, aunque la cifra mensual descendió un 0,2%, la primera lectura negativa desde enero de 2025.
Entre los Estados miembros, Estonia y Croacia registraron las tasas de inflación anual más altas, con un 5,6% y un 4,5% respectivamente, mientras que Francia y Chipre tuvieron las más bajas, con un 0,9% y un 0,1%.
En términos mensuales, los precios en Croacia aumentaron un 1,2%, mientras que en Italia se registró un notable descenso del 1%.
Perspectivas de política del BCE: esperar y ver
El BCE mantuvo estables las tasas de interés en julio, lo que marca el final de un ciclo de flexibilización de un año que vio los costos de endeudamiento reducirse ocho veces a niveles no vistos desde noviembre de 2022.
La semana pasada, la presidenta Christine Lagarde señaló que el banco central está “en una buena posición”, pero advirtió que evaluar el impacto futuro de los aranceles sigue siendo difícil en medio de una combinación de fuerzas inflacionarias y desinflacionarias.
Estos datos de inflación refuerzan la actual estrategia de esperar y ver del BCE, en la que las autoridades analizan ahora cómo el acuerdo comercial entre la UE y EE.UU. moldeará el entorno de precios.
¿Está el euro bajo una renovada presión?
Después de registrar su mejor desempeño en el primer semestre desde su creación, la moneda única terminó julio en territorio negativo, su primera caída mensual este año.
La mayoría de las pérdidas se produjeron en la última semana del mes, cuando el euro se depreció un 2,8% frente al dólar estadounidense para alcanzar 1,14, un mínimo de siete semanas.
El punto de inflexión se produjo cuando los inversores juzgaron el acuerdo comercial recientemente anunciado entre el presidente estadounidense Donald Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, como más ventajoso para Washington.
Este sentimiento, combinado con sólidos datos económicos estadounidenses, un repunte de la inflación estadounidense y una decisión de la Reserva Federal de mantener las tasas estables en 4,25-4,50% sin indicar recortes inminentes, aceleró la caída del euro.
Esto marcó el peor desempeño semanal del euro desde septiembre de 2022, cuando la agitación del mercado energético empujó a la moneda por debajo de la paridad a un mínimo de $ 0,9535.
Si bien las condiciones actuales son mucho menos extremas que hace tres años, los próximos datos que se publiquen y el impacto cambiante de los aranceles y la política comercial serán cruciales para determinar la trayectoria del euro durante el resto del año.
Reacción del mercado: Las acciones retroceden ante la incertidumbre arancelaria
Los mercados de valores europeos estuvieron bajo presión el viernes, ya que los inversores reaccionaron a las renovadas tensiones comerciales provocadas por el anuncio del presidente Trump de un arancel global base del 10% y gravámenes de represalia adicionales, que van del 25% al 41%, para países sin acuerdos comerciales formales.
India, Canadá y Suiza estuvieron entre los países más afectados. China quedó notablemente excluida, a la espera de una fecha límite específica el 12 de agosto.
El EURO STOXX 50 cayó un 1,7%, mientras que el STOXX 600, un índice más amplio, descendió un 1,3%.
Los índices nacionales también sufrieron: el DAX de Alemania cayó un 1,7%, el FTSE MIB de Italia perdió un 1,9% y el CAC 40 de Francia descendió un 1,8%.
Varias acciones de gran capitalización registraron fuertes pérdidas. AXA se desplomó un 6% tras informar una caída en sus ganancias netas, mientras que Daimler Trucks perdió un 5% tras una advertencia sobre sus beneficios. Siemens Energy, Sartorius y Airbus también registraron pérdidas superiores al 3%.
Las acciones farmacéuticas enfrentaron una renovada presión después de que la administración estadounidense enviara cartas a 17 importantes fabricantes de medicamentos instando a bajar los precios.
Novo Nordisk cayó un 4,7%, lo que eleva su caída semanal al 33%, la más pronunciada en la historia de la compañía.