Viticultores, bodegueros, productores de aceite de oliva y exportadores velan armas a la espera de la letra pequeña que traiga la ¿última? ‘fumata blanca’ entre Washington y Bruselas.
El acuerdo comercial entre la Unión Europea (UE) y Estados Unidos, alcanzado el pasado domingo, se mueve bajo arenas movedizas. Esta es la sensación que comparten sectores tan afectados como el aceite de oliva y el vino.
Todos coinciden en que quieren ver el texto concreto del acuerdo, así como la lista de productos que van a estar incluidos en la “tarifa cero”.
Fuentes consultadas dan por hecho que este punto de la negociación aún está abierto, y que Bruselas apuesta por extender la misma al mayor número posible de artículos (algunos ya señalan hacia los componentes o piezas de aeronaves, las bebidas esprituosas o productos agrícolas).
De momento, viticultores, bodegueros, productores de aceite de oliva y exportadores velan armas a la espera de qué dará de si la ¿última? fumata blanca entre Washington y Bruselas.
En términos agroalimentarios, según estimaciones del Ministerio de Agricultura, España exportó a Estados Unidos durante el año por un montante de 3.609 millones de euros principalmente aceite de oliva (1.013,4 millones) seguido de vino (334,8 millones), legumbres y hortalizas en conserva (247 millones), productos de confitería sin cacao (156,3 millones) y quesos (121,3 millones).
Se trata del segundo mayor mercado para nuestras exportaciones solo por detrás de Reino Unido (5.127 millones). En este sentido, España se sitúa entre los 5 primeros exportadores al mercado estadounidense en productos como el aceite de oliva (primero), el vino y mosto (cuarto), legumbres y hortalizas en conserva (segundo) y quesos (quinto). En el caso la confitería excluyendo el cacao somos los sextos.
El aceite: más de 1.000 millones de euros en juego
“Estados Unidos es un mercado insustituible: tal cantidad de de importaciones no lo genera otro país”, apuntan el director adjunto de la Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador de Aceites de Oliva y Aceites de Orujo (Asoliva) Rafael Pico Acevedo. En conversación con este medio se muestra prudente sobre el acuerdo arancelario y recuerda que “antes de hacer una valoración se precisa la literalidad del acuerdo” y, avisa, de que ya hay “diferencias semánticas” entre Von der Leyen y Trump.
Lo que genera muchas dudas entre los exportadores de aceite de oliva españoles. Como ejemplo, cita que desde el lado estadounidense se lleva hablando de “aranceles adicionales” sobre los ya existentes mientras que la presidenta de la Comisión Europea (CE) apuntaba a una suerte de borrón y cuenta nueva. El representante de Asoliva espera que se concrete cuándo y cómo se aplicarán las nuevas tarifas.
“Hemos consultado a todos los niveles, tanto de la administración española como también estadounidense, a asociaciones locales de productores de allí o a las aduanas sobre la afectación de los nuevos aranceles y aseguran que va a afectar a todas las categorías y envases, pero no nos lo han asegurado por escrito”, confiesa alto ejecutivo de la asociación que agrupa a las empresas españolas que exportan aceite a suelo estadounidense. Para la profesor de EAE Business School y asesora especializada en internacionalización, María Ángeles Ruiz Ezpeleta, la aplicación de un arancel transversal del 15% a miles de productos es de una gran complejidad y requerirá un ejército de funcionarios para garantizar su puesta en práctica.
“Crean una distorsión en el mercado internacional”
Por su parte, Pico (Asoliva) asegura que los futuros aranceles “crean una distorsión en el mercado internacional: le dan la vuelta al tablero, y ahora las reglas son según los aranceles que se les hayan impuesto a los diferntes países”. Preguntado sobre la suerte del ‘oro verde’ en el mercado estadounidense señala que en el caso de España algunos competidores extracomunitarios (los europeos tendremos el mismo arancel) como Túnez tienen un tipo arancelario superior (un 25%) mientras que otros como Turquía (184,4 millones de euros exportados al país que preside Trump en 2024) y Marruecos tienen un arancel de solo el 10%. Lo que les podría beneficiar a la hora de captar parte del mercado frente al aceite español.
Vino: ¿Pérdida de cuota de mercado?
Desde la Federación Española del Vino (FEV), su director general José Luis Benítez aseguraba en una nota de prensa que durante 2024 los Estados Unidos fueron el primer mercado para los vinos españoles envasados, tanto tranquilos como espumosos. En total, se exportó a aquel país por un montante de 334,8 millones de euros. Benítez añadía en la primera reacción de los bodeguros españoles al nuevo arancel, que este nuevo sobrecoste puede llegar a lastrar el comercio bilateral con este país en hasta un 10%. Es decir, en más de 33 millones de euros. Al igual que sus homólogos del aceite, el representante de la FEV avisaba de daños a largo plazo en la cuota de mercado especialmente a manos de Nueva Zelanda o Chile, así como en los márgenes de los exportadores.
¿Para qué sirven los aranceles?
“Los aranceles son para proteger a la industria local”, recuerda Ruiz Ezpeleta quien sí ve lógica la imposición de este tipo de recargos a productos como el acero. En este sentido, cree que en los casos en que no fabrican lo que somete al arancel como el aceite de oliva “los perjudicados son los ciudadanos estadounidenses”. Además de las empresas importadoras que tendrían que comprar más caro y verían sus márgenes estrecharse.En cualquier caso, Ruiz Ezpeleta descarta que vaya a afectar a un sector en general y sí admite impactos en compañías específicas.
Al hilo de lo anterior, la profesora de EAE Business School sostiene que muchos de los productos que se puedan ver afectados por los nuevos aranceles ya estaban sometidos “a tipos de entre el 5 y 10%” y cita el caso del cava. A su juicio, el alza real de las tarifas arancelarias sería mucho menor.
Además encuentra otras dificultades de tipo más legal ya que considera que la administración Trump deberá fijar una multitud de normas para ordenar la nueva situación y avisa contra la creciente debilidad del dólar.