“Es el mayor acuerdo nunca hecho”. Con esas palabras celebró Donald Trump el pacto comercial con la UE para evitar la guerra arancelaria.
Un pacto firmado este domingo en Escocia con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y que establece una tarifa del 15% sobre los productos europeos y la ‘preferencia’ del mercado estadounidense para una Europa que, en general, parece haber firmado el papel más por necesidad que por convencimiento. ¿Cuáles son realmente las claves de lo acordado entre ambos lados del Atlántico?
Un acuerdo que es respiración asistida
El acuerdo se alcanzó a pocos días de que expirase el plazo marcado por Donald Trump el próximo 1 de agosto, y da la sensación de que se trata más de “una respiración asistida” para Europa, sobre todo con la idea de dar certidumbre a empresas e inversores: Bruselas ha firmado un pacto que “salva los muebles”, asumen fuentes consultadas, pero que no es ni mucho menos el mejor posible. De hecho, la UE cede mucho más que Estados Unidos pero en la Comisión Europea creen que todo quedará más claro cuando el pacto quede redactado sobre el papel, algo para lo que todavía falta algo de tiempo. Además, tiene que pasar el filtro de los Estados miembros y del Parlamento Europeo.
El pacto con la UE no es muy diferente al resto firmados por Trump como medida de presión ante una posible guerra arancelaria. Al principio, Estados Unidos implementó una política de aranceles recíprocos, estableciendo un arancel general del 10 % para la mayoría de los países.
Sin embargo, impuso tarifas más altas a algunos, como China (125 %), Camboya (49 %), Vietnam (46 %), India (26 %) y Japón (24 %). Posteriormente, varios acuerdos bilaterales redujeron estas tasas: Japón a 15 %, Indonesia y Filipinas a 19 %, y la Unión el 15% ya mencionado, aunque el aluminio y el acero siguen en el 50%.
¿Cuáles son los sectores más afectados?
El pacto está lleno de matices. Contempla una tarifa del 15 % en los aranceles sobre la mayoría de los productos, incluidos los automóviles, y establece “un marco de cooperación comercial más estrecho”, explicaron las partes. Como parte del pacto, la UE se compromete a adquirir energía estadounidense por un valor de 750.000 millones de dólares, así como a invertir 600.000 millones de dólares en territorio norteamericano.
Además, todos los Estados miembros de la Unión abrirán plenamente sus mercados al comercio con Estados Unidos: es decir, habrá un 0% de aranceles por parte de la Unión sobre los productos estadounidenses.
Bruselas consiguió que, por ejemplo, se queden fuera de los aranceles los productos farmacéuticos, pero la inversión en energía será de 250.000 millones al año durante los próximos tres, según confirmó Von der Leyen. Fue de cara: el objetivo es reemplazar a Rusia por Estados Unidos como socio energético, y de eso Trump se aprovecha.
Asimismo, la Casa Blanca anunció que habrá “compras masivas” de material militar por parte de Europa, lo que tenderá a reducir la velocidad hacia la autonomía estratégica del continente. En cambio, esas cifras todavía no se han concretad”La mayoría de los productos de la UE estarán sujetos a un arancel del 15%, triplicando el 4,8% promedio anterior al segundo mandato de Trump”, explican algunos expertos
“La mayoría de los productos de la UE estarán sujetos a un arancel del 15%, triplicando el 4,8% promedio anterior al segundo mandato de Trump”, explican algunos expertos.