Cuando el mundo entero este patas arriba, inmerso en guerras y conflictos de todo tipo, habrá un solo país con la capacidad de alienarse del caos. Así lo confirma un estudio publicado en la revista ‘Nature Food’ y liderado por las universidades de Göttingen (Alemania) y Edimburgo (Reino Unido).
Para dicho análisis, uno en el que se evalúa la capacidad de adaptarse a un contexto en el que el comercio mundial desaparecería por completo, los investigadores se basaron en la dieta Livewell, desarrollada por el Fondo Mundial para la Naturaleza. La dieta se centra en el consumo de siete grupos alimenticios y un alto consumo de vegetales, legumbres y cereales integrales.
El país más autosuficiente del mundo
Al hablar de autosuficiencia solemos pensar en países desarrollados, Suiza, Islandia, Dinamarca…, pero lo cierto es que el único país capaz de sobrevivir ante el fin del comercio internacional está en Sudamérica. Se trata de Guayana, un pequeño país que limita con Venezuela y con una población de 825.000 habitantes. Curiosamente, este también es el único lugar de Latinoamérica donde se habla en inglés.
La autosuficiencia de Guyana radica en el hecho de que puede producir los siete grupos alimentarios esenciales: cereales, legumbres, frutas, verduras, productos lácteos, carne y pescado, y además, al ser pocos, pueden garantizar una cobertura completa. Cabe mencionar que tienen una superficie agrícola importante, un clima favorecedor (al estar en el ecuador) y muchas fuentes de recursos hídricos.
La interdependencia mundial
La realidad es que vivimos en un mundo globalizado, conectado entre sí y que depende los unos de los otros. Solo uno de cada siete países consigue producir al menos cinco grupos alimentarios básicos, y la mayoría están en Europa o Sudamérica. Por el contrario, hay lugares como Afganistán, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Macao, Qatar y Yemen que no producen cantidades suficientes de ninguno de los siete grupos esenciales para cubrir su demanda interna.
Así se confirma que hay países que viven completamente a expensas de las importaciones y, como advierten los expertos, esto los deja en una situación de extrema vulnerabilidad ante guerras, sequías o restricciones de exportaciones.
El dato más sorprendente del estudio es quizás la carencia generalizada de proteínas vegetales y carbohidratos ricos en almidón, es decir, alimentos tan básicos como las lentejas, frijoles, nueces o cereales. Menos de la mitad de los países producen lo suficiente para abastecer a su propia población.
Incluso Europa, que parece autosuficiente, muestra grandes disparidades. Los países mediterráneos cuentan con hortalizas, pero el norte apenas cubre su necesidad.