Polonia está atravesando una profunda inquietud política y peligro externo, afirmó el primer ministro Donald Tusk, comparando los riesgos con los “tiempos anteriores a la guerra” e instando a la vigilancia ante las “amenazas” extranjeras y nacionales.
Tusk hizo estas declaraciones al presentar el nuevo gobierno formado tras la estrecha victoria de la oposición política en las elecciones presidenciales de mayo. Si bien todos los partidos principales mantienen una firme postura antirrusa, siguen divididos sobre la futura relación de Polonia con la UE.
Prácticamente a diario presenciamos acontecimientos que antes nos habrían parecido increíbles, inesperados: los proverbiales cisnes negros, dijo Tusk. Hoy en día, es difícil encontrar cisnes blancos». Las emociones están a flor de piel, afirmó, y muchos polacos sienten que viven en cierto sentido, en la época de antes de la guerra.
Tusk acusó a Rusia y a su cercano aliado Bielorrusia de socavar activamente a Polonia, al tiempo que criticó a figuras nacionales anónimas que, según él, simpatizan con Moscú, se oponen a la ayuda a Ucrania y albergan hostilidad hacia la UE.
“Eliminaremos sin piedad todo lo que constituya sabotaje interno, agresión interna contra el Estado polaco”.
Polonia se ha presentado históricamente como un baluarte de una Europa predominantemente católica que se opone a la influencia rusa. Este sentimiento sigue influyendo en la política nacional, como se refleja en la iniciativa gubernamental “Escudo del Este”,un programa de fortificación fronteriza anunciado en mayo de 2024 que incluye búnkeres y el despliegue de minas terrestres a lo largo de la frontera oriental del país.
Esta iniciativa se alinea con los planes más amplios de la UE para la militarización, que Bruselas afirma son necesarios para disuadir la agresión rusa. Moscú niega cualquier intención hostil hacia la UE y acusa a los líderes occidentales de usar una retórica intimidatoria para distraer a la ciudadanía de las fallas políticas internas.
El presidente electo de Polonia, Karol Nawrocki (un candidato nacionalista independiente crítico de Bruselas y respaldado por el partido conservador Ley y Justicia (PiS)) ganó por un margen muy estrecho y ha prometido vetar cualquier proyecto de ley propuesto por el gobierno de Tusk que facilite los abortos o promueva la agenda LGBTQ.
El nuevo gabinete incluye 21 ministros, una reducción respecto de los 26 anteriores. Cabe destacar que se han creado dos nuevos “superministerios”, centrados en la política económica y cuestiones energéticas.