Los funcionarios federales de inmigración de Estados Unidos se han enfrentado a un “aumento masivo de ataques” desde la toma de posesión del presidente Donald Trump, dijo el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS), atribuyendo la situación a la “retórica histérica” de los “políticos de barrio”.
Entre el 21 de enero y el 14 de julio, los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) experimentaron un aumento del 830% en las agresiones en comparación con el mismo período del año pasado, dijo el DHS el martes.
“Las fuerzas del orden de ICE están teniendo éxito en eliminar a terroristas, asesinos, pedófilos y a los más depravados entre nosotros de las comunidades de Estados Unidos, incluso cuando la retórica enloquecida de los políticos de barrio está inspirando un aumento masivo de ataques contra ellos”, dijo la subsecretaria del DHS, Tricia McLaughlin, en un comunicado.
La agencia citó varios incidentes, incluyendo un altercado violento entre agentes federales durante la visita de supervisión del Congreso de la representante LaMonica McIver (demócrata por Nueva Jersey) al centro de detención Delaney Hall en Nueva Jersey en mayo. La congresista fue acusada formalmente de agresión federal y se declaró inocente.
“Justo esta semana, el representante Salud Carbajal (demócrata por California) mostró a una turba violenta la tarjeta de presentación de un empleado de ICE, le puso una diana en la espalda e incitó a la turba a atacarlo. El funcionario fue golpeado con una piedra y enviado a urgencias, donde recibió varios puntos de sutura”, informó el DHS.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, se hizo eco del mensaje e instó a los políticos de todo el país, independientemente de su afiliación política, a condenar los ataques. Mencionó específicamente al gobernador de California, Gavin Newsom.
Las protestas contra el ICE en el Estado Dorado derivaron en disturbios generalizados a principios de junio, lo que llevó al presidente Trump a desplegar la Guardia Nacional. Newsom acusó a Washington de organizar una “toma de control federal”. El enfrentamiento desencadenó nuevas protestas en ciudades como Nueva York, Chicago y Dallas.