El gobierno japonés ratificó hoy su intención avanzar en las conversaciones bilaterales con Estados Unidos de manera sincera para alcanzar un acuerdo beneficioso para ambos países y eludió comentar las recientes amenazas de Donald Trump.
El presidente norteamericano amenazó con imponer aranceles aún más altos a los productos japoneses, 48 horas después de que la séptima ronda de negociaciones entre las dos naciones concluyera sin ningún acuerdo, el pasado fin de semana.
“Estamos al tanto de lo que dijo el presidente Trump, pero no comentamos cada declaración de los funcionarios del gobierno estadounidense”, dijo Aoki y manifestó confianza en la continuidad de las conversaciones.
Mientras Trump calificó a Japón de “muy duro” y “muy malcriado”, así lo reflejaron una serie de periodistas a bordo del Air Force One, ante quienes el mandatario exclamó: “No estoy seguro de que vayamos a llegar a un acuerdo. Lo dudo”.
El ministro de revitalización económica de Japón, Ryosei Akazawa, ha viajado a Washington en siete ocasiones con el propósito de continuar con las negociaciones sobre los aranceles impuestos por el gobierno de Estados Unidos que afectan bastante a este país.
Trump comenzó a aplicar, desde principios de marzo, un arancel del 25 por ciento a todas las importaciones de acero y aluminio, que duplicó desde el 4 de junio.
Otro duro golpe a la economía nipona constituyó la puesta en práctica de una tarifa adicional del 25 por ciento a las importaciones de automóviles de compañías de Japón, un sector económico clave que acapara cerca del 30 por ciento de las exportaciones de este país a Estados Unidos.
El mandatario norteamericano anunció tal medida semanas después de decretar un nuevo impuesto del 25 por ciento a los automóviles fabricados fuera de su territorio nacional, por lo que la tasa para los vehículos importados de Japón se sumó a aquel gravamen.
Varios analistas coinciden en que la industria automotriz japonesa se encuentra contra las cuerdas.
Además, la decisión de imponer un impuesto del 24 por ciento a las importaciones de Japón es vista como un golpe bajo a la economía de esta nación asiática, muy dependiente de sus exportaciones a Estados Unidos y con un gran número de compañías invirtiendo en ese país.
Previo a la entrada en vigor de tal medida, a principios de abril, Trump decidió poner estos gravámenes de Japón, y los de una decena de países, en pausa temporal, hasta el 9 de julio, justo dentro de una semana.
Mientras tanto, el impuesto aduanero se redujo al 10 por ciento universal decretado por la Casa Blanca; sin embargo, las otras tarifas se mantuvieron firmes y continúan sacudiendo la economía japonesa.