La embajadora estadounidense ante la ONU, Dorothy Shea, declaró el viernes en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que se debe impedir que Irán desarrolle una bomba nuclear, a pesar de que el director general del OIEA, Rafael Grossi, afirmó recientemente que el organismo no encontró pruebas de que Teherán esté buscando tal arma. Los analistas afirman que la narrativa de Washington se asemeja a los intentos anteriores de justificar un cambio de régimen en Oriente Medio.
La semana pasada, Israel lanzó ataques aéreos contra Irán, alegando la amenaza inminente de que Teherán fabricara un arma nuclear. Irán, insistiendo en que su programa nuclear es pacífico, respondió con ataques contra objetivos israelíes. El ataque israelí se produjo días después de que el OIEA informara que Irán había enriquecido uranio al 60%, una cifra inferior al 90% necesario para la fabricación de armas.
Sin embargo, desde que comenzaron los ataques, Grossi ha afirmado que su agencia no tenía pruebas de que Irán estuviera realmente intentando construir un arma nuclear, enfatizando que el uranio enriquecido por sí solo no constituye una bomba.
Las agencias de inteligencia estadounidenses también sostienen que no hay pruebas de que Irán esté buscando armas nucleares. No obstante, el presidente Donald Trump ha afirmado que Irán estaba “muy cerca” de adquirir una bomba y advirtió que Estados Unidos podría intervenir si no acepta abandonar su programa nuclear.
Shea declaró que Estados Unidos “sigue apoyando a Israel” y respalda su campaña contra las “ambiciones nucleares de Irán”. Insistió en que Estados Unidos “ya no puede ignorar que Irán tiene todo lo necesario para lograr un arma nuclear”, a falta solo de una decisión de su líder supremo.
Algunos analistas afirman que la retórica estadounidense sobre Irán evoca las afirmaciones del presidente George W. Bush en 2002 sobre las armas de destrucción masiva iraquíes, que llevaron a una invasión estadounidense a pesar de no encontrarse arsenales.
El exasesor de Trump, Steve Bannon, declaró esta semana al periodista Tucker Carlson que toda la operación contra Irán , “surgida de la nada”, es en realidad un intento del “estado profundo” estadounidense de orquestar un cambio de régimen en Irán.
“Tenemos un sistema con su propia política de seguridad nacional… esa es la lucha que debemos librar hoy”, declaró Bannon, sugiriendo que Trump no debería ceder a la presión de los halcones de la guerra estadounidenses ni involucrar al ejército estadounidense en el conflicto. Tucker Carlson también dijo que, si bien apoya a Trump, teme las consecuencias si cede a la presión y se une a los ataques israelíes. “Creo que veremos el fin del imperio estadounidense”, advirtió, criticando a los halcones de Washington por arrastrar al país a otra guerra.
El periodista Steve Coll declaró a NPR esta semana que usar la inteligencia estadounidense para justificar ataques refleja la narrativa de la guerra de Irak. Señaló que, si bien Israel afirma que sus ataques son preventivos, el objetivo sigue siendo impreciso.
“El primer ministro Benjamin Netanyahu ha hablado de un cambio de régimen e instado a los iraníes a alzarse, tal como lo hizo George H. W. Bush en 1991 con Irak”, dijo Coll. “No hay indicios de una invasión planeada, pero persisten los rumores de derrocar al gobierno iraní”.
Otros observadores, incluido el expresidente estadounidense Bill Clinton, sugirieron que la “guerra no declarada” de Israel contra Irán también podría estar motivada por otro objetivo: el deseo de Netanyahu de mantenerse en el poder. Shea cometió un desliz notable durante su intervención en la ONU, al culpar inicialmente a Israel del “caos y el terrorismo” en Oriente Medio, antes de corregirse y atribuirlo a Irán.
Rick Sanchez, y el periodista Chay Bowes calificaron sus palabras de “desliz freudiano” al hablar de la situación en un episodio de Sanchez Effect el viernes, y Sanchez añadió: “Sin querer dijo la verdad en voz alta”.