Thursday, June 19, 2025
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España rechaza elevar el gasto militar al 5% en una carta a la OTAN: “No solo sería irrazonable, sería contraproducente”

El Gobierno eleva el tono ante la intención de la OTAN de establecer, en la cumbre que tendrá lugar la semana que viene, un objetivo de inversión en defensa para todos los aliados del equivalente al 5% de su PIB.

En una carta dirigida al secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, rechaza expresamente alcanzar esa cifra asegurando que, en el caso de España, no solo sería “irrazonable”, sino que podría incluso ser “contraproducente” hacerlo. Sánchez, además, cifra por primera vez el objetivo de gasto militar que el Ejecutivo considera que es necesario para modernizar las Fuerzas Armadas españolas y cumplir con los objetivos que marca la OTAN: un 2,1% del PIB, tan solo una décima por encima del firmado para este año.

La carta enviada por Sánchez a Rutte supone la toma de posición más contundente del Gobierno desde que, hace ya semanas, la OTAN empezó a plantear a las claras su intención de pedir a los aliados que, para el año 2032, un 5% de sus economías se destinen a defensa: un 3,5% a gasto militar puro y otro 1,5% a inversiones relacionadas con el sector.

“Para España, como para otros países de la OTAN, alcanzar un 5% de gasto en defensa será imposible a menos que se haga a costa de incrementar los impuestos a la clase media, recortar los servicios públicos y los beneficios sociales para los ciudadanos y reducir el compromiso con la transición verde y la cooperación internacional para el desarrollo”, advierte Sánchez.

Por ello, y en un tono inusualmente contundente, el presidente asegura que “es el legítimo derecho de todos los gobiernos decidir si está o no dispuesto a hacer estos sacrificios, y España, como aliado soberano, elige no hacerlo”. “Nosotros elegimos lograr un equilibrio entre la necesidad de aumentar el gasto en defensa y la necesidad de abordar el resto de los desafíos sociales, económicos y ambientales que tanto nuestro mundo como nuestros ciudadanos enfrentan”, espeta Sánchez, que deja claro, en cualquier caso, que España no tiene “intención de limitar las ambiciones de gasto de otros aliados o de obstruir el desarrollo de la cumbre” de la semana que viene.

El mandatario argumenta, además, que para la propia OTAN también es conveniente que España no dispare su gasto en defensa hasta el 5% de su PIB, una cifra que “obstaculizaría los esfuerzos continuos de la UE para fortalecer su ecosistema de seguridad y defensa”. “Coincidimos en que la UE debe ayudar a los Aliados a mejorar su interoperabilidad, su proceso de adquisición y su base industrial para contribuir de forma más decisiva a disuadir a Rusia y reequilibrar la carga de defensa transatlántica, sin olvidar las amenazas provenientes del flanco sur”, y “un aumento precipitado hasta el 5% perjudicaría este proceso”, asegura Sánchez.

Este perjuicio, explica el presidente, se produciría por dos motivos. En primer lugar, porque elevar bruscamente el gasto en defensa obligaría a España “a realizar compras fuera de sus fronteras, lo que podría agravar aún más los problemas de interoperabilidad de los equipos y enviar una parte sustancial de sus recursos a proveedores no europeos”.

Y, en segundo lugar, porque dedicar tantos recursos a defensa disminuiría el “crecimiento económico” de España por “el aumento de la deuda, las presiones inflacionarias y el desvío de la inversión en actividades cruciales con un mayor efecto multiplicador que la industria de defensa”, como “educación, sanidad, tecnología digital”.

Este perjuicio, explica el presidente, se produciría por dos motivos. En primer lugar, porque elevar bruscamente el gasto en defensa obligaría a España “a realizar compras fuera de sus fronteras, lo que podría agravar aún más los problemas de interoperabilidad de los equipos y enviar una parte sustancial de sus recursos a proveedores no europeos”.

Y, en segundo lugar, porque dedicar tantos recursos a defensa disminuiría el “crecimiento económico” de España por “el aumento de la deuda, las presiones inflacionarias y el desvío de la inversión en actividades cruciales con un mayor efecto multiplicador que la industria de defensa”, como “educación, sanidad, tecnología digital”.

“En definitiva, conviene recordar que las capacidades se pagan con euros, no con porcentajes del PIB”, espeta Sánchez a Rutte, a quien deja claro que “si realmente queremos aumentar el gasto real de forma sostenida, nuestro principal objetivo debería ser asegurar que nuestras economías crezcan significativamente en los próximos años”.

“Para lograrlo, debemos encontrar el equilibrio adecuado entre el impulso de nuestras capacidades de defensa y el impulso de nuestra competitividad económica general”, zanja.

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