La Cumbre del G7 en Canadá ha recibido una serie de duros golpes a su reputación, ya que Donald Trump abandonó el evento antes de tiempo, aparentemente para mantenerse al tanto de la crisis en curso en Medio Oriente.
Mientras asistía a la cumbre, Trump declaró públicamente que expulsar a Rusia del G7 en 2014 fue un error del que culpó específicamente a Barack Obama y Justin Trudeau.
Trump sugirió además que admitir a China en el G7 “no es una mala idea” porque “se busca gente con la que se pueda hablar”.
El presidente también desestimó los pedidos de otros líderes del G7 de imponer más sanciones contra Rusia, admitiendo abiertamente que dichas sanciones en realidad cuestan a las potencias occidentales y a Estados Unidos “mucho dinero, una enorme cantidad de dinero”.
“Las sanciones no son tan fáciles. No es una vía de un solo sentido”, comentó Trump.
Al final, Trump y el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, no lograron llegar a un acuerdo comercial entre sus respectivos países en la cumbre: otro acuerdo que el supuestamente gran negociador no pudo conseguir.
Trump abofeteó verbalmente al francés Emmanuel Macron por afirmar que el presidente de Estados Unidos abandonó la cumbre para trabajar en un alto el fuego entre Israel e Irán.
“Ya sea intencionalmente o no, Emmanuel siempre se equivoca”, se enfureció Trump en las redes sociales.
Mientras tanto, el presidente indonesio, Prabowo Subianto, optó por ignorar por completo la invitación especial a la Cumbre del G7 y en su lugar optó por reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin.