Los líderes mundiales llegarán a Canadá el domingo para una cumbre del Grupo de los Siete en la ciudad turística de Kananaskis, Alberta, en las Montañas Rocosas canadienses.
El Grupo de los Siete está compuesto por Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Alemania y el Reino Unido. También asiste la Unión Europea, así como otros jefes de Estado que no forman parte del G7, pero que han sido invitados por el primer ministro canadiense, Mark Carney.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, asistirá y se espera que se reúna con su homólogo estadounidense, Donald Trump, una reunión que se produce apenas unos meses después de su polémico encuentro en la Oficina Oval, que dejó al descubierto los riesgos de tener una reunión con el presidente de Estados Unidos.
Otros líderes mundiales se reunirán con Trump tanto en grupos como para conversaciones bilaterales, que a menudo son precarias porque los líderes extranjeros deben elegir entre apaciguarlo y confrontarlo.
La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, asistirá y dijo que espera tener su primera reunión en persona con Trump.
Entre los recién llegados se encuentran el canciller alemán Friedrich Merz, el primer ministro Keir Starmer y el primer ministro japonés Shigeru Ishiba.
Una nueva era en las relaciones con Estados Unidos
Antes de la cumbre del G7, ya se perciben indicios de una sutil reacción contra Trump por parte de otros líderes del grupo. El presidente francés, Emanuel Macron, planeaba visitar Groenlandia el fin de semana en una muestra de solidaridad europea.
Carney ha dicho que Estados Unidos ya no es la fuerza “predominante” en el mundo después de que los aranceles de Trump crearan fisuras en una asociación de décadas entre Estados Unidos y su vecino del norte.
“Apoyamos a los estadounidenses durante la Guerra Fría y las décadas posteriores, mientras Estados Unidos desempeñaba un papel predominante en el escenario mundial”, declaró Carney la semana pasada en francés. “Hoy, ese predominio es cosa del pasado”.
El nuevo primer ministro agregó que con la caída del Muro de Berlín en 1989, Estados Unidos se convirtió en el hegemón global, una posición de autoridad socavada por la naturaleza transaccional de Trump, que pone poco énfasis en la defensa de los valores democráticos o el estado de derecho.
“Ahora Estados Unidos está empezando a monetizar su hegemonía: cobrando por el acceso a sus mercados y reduciendo sus contribuciones relativas a nuestra seguridad colectiva”, dijo Carney.
Los ataques de Israel a Irán han añadido un nuevo giro al panorama mundial y probablemente dominarán las discusiones durante la cumbre.
Otros temas probablemente incluirán los inminentes aranceles de Trump y la guerra en Ucrania.
La italiana Meloni se ha posicionado como un “puente” entre la administración Trump y el resto de Europa. Sin embargo, el firme apoyo de Italia a Ucrania y la amenaza de Trump de imponer aranceles a los productos europeos han puesto a Meloni, la única líder europea que asistió a la investidura de Trump, en una situación difícil.
Pero aunque otros líderes del G7 intentan calmar cualquier disputa pública con Trump, la visión del presidente estadounidense para el mundo sigue siendo en gran medida incompatible con lo que ellos quieren.