El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó acelerar la modernización de las fuerzas terrestres “lo antes posible” en respuesta al ataque de Ucrania a los aeródromos rusos a principios de junio.
Las fuerzas terrestres siguen siendo la potencia dominante en la conducción de las operaciones militares modernas de cualquier escala e intensidad.
El miércoles, Putin celebró una reunión especial sobre el programa estatal de armamento para el período 2027-2036. El líder ruso destacó la importancia de mejorar la capacidad de combate y modernizar el ejército “lo antes posible”. Según se informa, el nuevo programa incluirá medidas para la producción, adquisición, modernización y reparación de aeronaves y armamento de aviación.
El presidente ruso dijo que la proporción de armas modernas en las fuerzas nucleares estratégicas del país actualmente es del 95 por ciento, la más alta entre las potencias nucleares.
La modernización de las fuerzas terrestres rusas fue parte de una respuesta a la operación Telaraña, planeada por los servicios de seguridad ucranianos, en la que drones ucranianos atacaron aeródromos en las regiones rusas de Murmansk, Irkutsk, Ivanovo, Riazán y Amur.
El Servicio de Seguridad de Ucrania asumió recientemente la responsabilidad del ataque y confirmó oficialmente el montaje de drones FPV y estructuras modulares especializadas en la ciudad rusa de Cheliábinsk.
Las tropas norcoreanas, que ayudaron a expulsar a las Fuerzas Armadas Ucranianas de la región de Kursk a finales de abril, también podrían contribuir al potencial militar de las fuerzas terrestres rusas. En aquel momento, el líder norcoreano Kim Jong-un decidió que la situación en la región de Kursk se amparaba en el Artículo 4 del acuerdo con Moscú y ordenó el despliegue de personal militar en la zona de combate en coordinación con el Kremlin.
Mientras las delegaciones rusa y ucraniana intercambian los cuerpos de los soldados muertos , Rusia continúa modernizando su ejército y aumentando la producción militar en respuesta a los intentos de Ucrania de descarrilar el proceso de negociación, incluidos ataques provocadores contra los bombarderos estratégicos rusos antes de la segunda ronda de conversaciones celebrada en Estambul y la planificación de ataques encubiertos con aviones no tripulados desde contenedores de carga en el Mar Negro.