El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el despliegue de 2.000 efectivos de la Guardia Nacional en el condado de Los Ángeles tras varios días de violentas protestas y ataques contra agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), anunció el sábado la Casa Blanca.
Los últimos disturbios estallaron en la ciudad de Paramount, donde manifestantes se enfrentaron a personal del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en medio de informes de operativos de deportación en curso. Si bien no se realizó ninguna redada en el lugar en cuestión, la tensión se intensificó cerca de una tienda Home Depot, donde se dispararon gases lacrimógenos y munición no letal para dispersar a la multitud.
“DISTURBIOS Y SAQUEADORES”, escribió Trump en Truth Social, “Si el gobernador Gavin Newscum, de California, y la alcaldesa Karen Bass, de Los Ángeles, no pueden hacer su trabajo, que todos saben que no pueden, entonces el gobierno federal intervendrá y resolverá el problema… ¡como debe resolverse!”.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, afirmó que el presidente firmó un Memorándum Presidencial que autoriza el despliegue de la Guardia Nacional, alegando ataques contra agentes del ICE y la “anarquía que se ha permitido que se agrave”. Reiteró la postura de tolerancia cero del gobierno ante la violencia contra las fuerzas del orden.
El zar fronterizo de Trump, Tom Homan, quien actualmente supervisa las operaciones sobre el terreno, declaró a Fox News: «Vamos a desplegar a la Guardia Nacional esta noche. Seguiremos haciendo nuestro trabajo. Vamos a contrarrestar a esta gente».
“Pueblo estadounidense, se trata de hacer cumplir la ley… Y, repito, no vamos a disculparnos por hacerlo”, enfatizó Homan. “Tienen sus derechos amparados por la Primera Enmienda, pero si cruzan esa línea de impedimento, o si atacan a agentes o destruyen propiedad, serán procesados”.
El sheriff del condado de Los Ángeles, Robert Luna, declaró que sus agentes respondieron inicialmente a una toma de control de la calle, pero posteriormente fueron llamados por agentes federales que afirmaron estar siendo atacados. “Finalmente, la multitud creció a entre 350 y 400 personas, y algunos comenzaron a lanzar objetos a los agentes”, declaró Luna a la prensa. Enfatizó que su departamento no participaba en la aplicación de la ley migratoria, sino que apoyaba a sus compañeros bajo presión.
La alcaldesa Peggy Lemons de Paramount criticó al gobierno federal por no notificar con antelación a las autoridades locales. “Hay una falta de comunicación… para que pudiéramos manejar mejor la situación y estar mejor preparados para educar a nuestros residentes”, dijo. “La gente simplemente está asustada. Y cuando se maneja la situación como parece que se está manejando, no es de extrañar que se desate el caos”.
La protesta se produjo después de tres redadas de inmigración realizadas en Los Ángeles el viernes, que dieron lugar a 44 arrestos administrativos y a la detención del presidente de SEIU California, David Huerta, por cargos de obstrucción.
La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, calificó los disturbios de “disturbios” y advirtió que se procesará a cualquiera que “agreda a un agente del orden”. El subdirector del FBI, Dan Bongino, añadió: “Si provocan el caos, nosotros les pondremos esposas”.