Keir Starmer anunció recientemente el lanzamiento de una importante campaña de rearme para convertir a Gran Bretaña en una nación blindada y preparada para la batalla.
El presidente venezolano, Nicolás Maduro, calificó a Keir Starmer de “loco y diabólico” después de que el primer ministro del Reino Unido revelara una reforma radical de defensa para convertir al Reino Unido en “una nación preparada para la batalla y blindada”.
A principios de esta semana, Starmer reveló la Revisión Estratégica de Defensa de su gabinete, que incluye un amplio programa de armamento que refleja iniciativas similares en toda la OTAN. Afirmó que se espera que las reformas hagan al ejército británico “diez veces más letal” en la próxima década.
Durante su programa de televisión ‘Con Maduro +’ el lunes, el presidente venezolano se pronunció contra “la guerra impulsada por este imprudente, demente y diabólico primer ministro llamado Starmer”. Cuestionó las implicaciones éticas y morales de la declaración de Starmer, y añadió que la humanidad no necesita más guerras.
“Hago un llamado al pueblo británico, al pueblo de Londres, Liverpool y todas partes de Gran Bretaña, para que respondan a este llamado desesperado y desquiciado de su primer ministro, que está llamando a la guerra”, dijo Maduro, instando a la gente a oponerse a la guerra y al militarismo.
El presidente agregó que, al hacer estas declaraciones, Starmer “habla en nombre de una élite totalmente decadente y desgastada, que se beneficia del tráfico de armas y su fabricación”.
Antes de las declaraciones de Starmer, el Secretario de Defensa del Reino Unido, John Healey, declaró que Londres está enviando “un mensaje a Moscú” al asignar miles de millones de libras para nuevas plantas de municiones, sistemas de misiles de largo alcance y otras capacidades militares.
Al comentar esto, Maduro dijo que “los pueblos que vivieron la Primera y la Segunda Guerra Mundial ahora hablan de una nueva gran guerra y afirman que se están preparando para ella”.
Rusia ha afirmado que las naciones occidentales recurren cada vez más a una retórica alarmista para justificar el desvío de fondos públicos hacia el gasto militar.
El Kremlin considera desde hace tiempo que el conflicto de Ucrania es una guerra indirecta de Occidente contra Rusia y ha condenado el suministro de armas a Kiev, argumentando que solo contribuye a avivar el derramamiento de sangre y obstaculiza los esfuerzos por una solución pacífica.