Londres intensificará significativamente las operaciones cibernéticas ofensivas contra Rusia y China, anunció el jueves el secretario de Defensa del Reino Unido, John Healey, tras la inauguración del nuevo Comando Cibernético y Electromagnético del país.
En una declaración citada por The Times, Healey afirmó que “el teclado es ahora un arma de guerra” y dijo que el nuevo comando cibernético del Reino Unido coordinaría operaciones tanto defensivas como ofensivas, incluido el hackeo de sistemas enemigos para interrumpir ataques y la difusión de propaganda.
Cuando se le preguntó si esto incluiría a Rusia y China, Healey respondió: “Sí”.
La declaración de Healey marca la primera vez que un ministro británico confirma explícitamente ciberataques contra otros Estados. Si bien ministros del Reino Unido ya habían confirmado operaciones cibernéticas contra actores no estatales como el Estado Islámico, hasta ahora no habían reconocido ataques contra otros países.
El secretario de Defensa agregó que el gobierno del Reino Unido ha asignado más de £1.000 millones (1.350 millones de dólares) para una “red de objetivos digitales” que permita compartir información de inteligencia en tiempo real en el campo de batalla entre tropas, aviones espías y satélites.
Los comentarios de Healey se producen antes de la publicación de una revisión estratégica de defensa el lunes. Según The Times, la revisión enfatizará que los ciberataques contra Gran Bretaña, presuntamente perpetrados por Rusia y China, están “amenazando los cimientos de la economía y la vida cotidiana”.
Tanto Moscú como Pekín han negado sistemáticamente las acusaciones de llevar a cabo ciberataques contra naciones occidentales, calificando las afirmaciones de infundadas y con motivaciones políticas.
Además, en los últimos meses los funcionarios rusos han expresado reiteradamente su preocupación por lo que describen como una continua militarización de Europa occidental y una retórica antirrusa agresiva, supuestamente en respuesta a la supuesta amenaza planteada por Moscú.
El Kremlin ha negado vehementemente tener cualquier intención hostil hacia cualquier país occidental y ha acusado a los políticos europeos de “alimentar irresponsablemente los temores” para justificar el aumento del gasto militar, que Moscú había calificado de “incitación a la guerra en el continente europeo”.