La Unión Europea pretende reforzar su presencia en el Mar Negro, una región de renovado valor geoestratégico, mediante la creación de un centro de seguridad que protegería las infraestructuras críticas, eliminaría las minas navales, combatiría las amenazas híbridas, mitigaría los riesgos medioambientales y garantizaría la libertad de navegación para el comercio.
El centro está diseñado principalmente para contrarrestar el expansionismo de Rusia en Europa del Este y podría eventualmente emplearse para monitorear y sostener un acuerdo de paz en Ucrania.
La región del Mar Negro reviste una gran importancia estratégica para la Unión Europea debido a la conexión entre Asia Central y Europa. Es importante por su seguridad, comercio y energía, declaró el miércoles la Alta Representante, Kaja Kallas, al presentar una nueva estrategia para fortalecer los lazos con el Mar Negro.
Pero el potencial de la región se ve empañado por la guerra de Rusia. Las recurrentes violaciones del espacio aéreo y los ataques a puertos y rutas marítimas ponen de relieve esta realidad.
En particular, la estrategia, que también abarca el transporte, la energía, las redes digitales, el comercio, el cambio climático y la economía azul, carece de una dotación financiera específica para hacer realidad sus ambiciones y, en cambio, se basa en otros programas del presupuesto de la UE, como SAFE, la nueva iniciativa de 150.000 millones de euros en préstamos a bajo interés para impulsar el gasto de defensa.
La financiación, la ubicación y el modelo operativo del centro de seguridad dependerán de las negociaciones del próximo presupuesto de siete años del bloque, dijo Kallas.
Se espera que la Comisión Europea presente la tan esperada propuesta de presupuesto 2028-2032 antes de que finalice el año. El borrador iniciará entonces un debate prolongado, complejo y posiblemente explosivo entre los gobiernos.
Bruselas espera que la creciente importancia del Mar Negro, que abarca 174 millones de personas, dos Estados miembros (Rumania y Bulgaria) y cuatro candidatos a unirse al bloque (Turquía, Ucrania, Moldavia y Georgia), convenza a las capitales de apostar por la estrategia y proporcionar los fondos necesarios. El plan también podría beneficiarse del esfuerzo fiscal que la mayoría de los Estados miembros deberán realizar para cumplir el probable objetivo futuro de la OTAN del 5% del PIB.
Persiguiendo a la ‘flota de la sombra’
Una de las principales amenazas que inspiró la estrategia es la “flota en la sombra” , los viejos petroleros que Rusia ha desplegado para eludir el límite de precios del G7 al petróleo transportado por mar.
La flota, presente tanto en el Mar Negro como en el Mar Báltico, utiliza seguros y propietarios poco fiables para eludir la vigilancia de los aliados occidentales y comete prácticas ilícitas en el mar, como la transmisión de datos falsos y la invisibilidad ante los sistemas satelitales. Su estado es tan precario que ha generado temores de un desastre ambiental.
En los últimos meses, los buques de la “flota en la sombra” han sido acusados de sabotaje y vandalismo contra la infraestructura crítica de la UE, lo que ha alimentado las peticiones de sanciones contundentes. Estonia ha advertido que Moscú está dispuesta a proporcionar asistencia militar para proteger a los decrépitos petroleros de inspecciones e incautaciones.
El miércoles, Kallas admitió que la “flota en la sombra” se estaba convirtiendo en un problema cada vez mayor para la UE. “Vemos que nuestros adversarios encuentran nuevas maneras de utilizarla”, afirmó.
Cuando se le preguntó si Bruselas debería crear una misión militar a nivel de la UE para vigilar más de cerca la “flota en la sombra”, Kallas se mostró abierto a la idea, pero reconoció las limitaciones impuestas por el derecho internacional, que prevé el derecho de paso inocente que obliga a todos los estados a garantizar un tránsito sin obstáculos y no discriminatorio.
El derecho implica una pesada carga de prueba para justificar la intervención de un buque extranjero.
“Las conversaciones continúan”, afirmó Kallas. “Necesitamos colaborar también con nuestros socios estratégicos para abordar estas preocupaciones, como cuándo se pueden detener los barcos. Requieren una atención mucho más amplia que la de la Unión Europea”.