La transición energética sigue siendo uno de los pilares clave para la Unión Europea en la nueva legislatura y los datos van a favor de los planes que tiene la Comisión en este sentido.
Los 27 han reducido significativamente la brecha para alcanzar los objetivos climáticos y energéticos de 2030, según la evaluación de los Planes Nacionales de Energía y Clima (PNEC) realizada por el Ejecutivo. Tras las recomendaciones de diciembre de 2023, los países han mejorado sustancialmente sus planes.
Como resultado, la UE se aproxima colectivamente a una reducción del 55% en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y a alcanzar una cuota de al menos el 42,5% de energías renovables, conforme al Pacto Verde Europeo, tal como han explicado este martes la vicepresidenta Teresa Ribera y el comisario de Energía, Dan Jorgensen junto al comisario europeo de Clima, Wopke Hoekstra.
“Europa está demostrando que unos objetivos fiables y predecibles basados en la ciencia y una regulación adecuada dan resultados. Los Planes Nacionales de Energía y Clima actualizados demuestran que la agenda verde no es solo un objetivo, sino una forma de modernizar nuestras economías y apostar por la innovación industrial y más oportunidades para los europeos”, resumió la dirigente española, que no se conforma.
“Nuestra tarea ahora es profundizar en nuestras capacidades e impulsar la acción sin demoras. Podemos alcanzar el 55% y necesitamos crear las condiciones para llegar al 90% en 2040.
La competitividad, la seguridad, la creación de riqueza y la inclusión dependen de nuestras capacidades para sacar adelante un plan de acción política coherente y global”, concluyó.
La evaluación indica que, si se implementan completamente las políticas y medidas actuales, la UE reducirá sus emisiones netas en torno al 54% para 2030 respecto a 1990.
“Esto confirma que la UE mantiene el rumbo de sus compromisos climáticos, invirtiendo en la transición energética limpia y reforzando su competitividad industrial y dimensión social”, explica el comunicado compartido por la Comisión.
“Las emisiones se han reducido un 37% desde 1990, mientras que la economía ha crecido casi un 70%, lo que demuestra que la acción por el clima y el crecimiento van de la mano.
Ahora debemos aprovechar este impulso”, sostuvo por su parte Hoekstra. Para el comisario es importante ahora “invertir en tecnologías limpias e innovación es esencial para la competitividad industrial y abre nuevos mercados” a las empresas de la UE.
“Nuestro compromiso con la transición limpia da claridad a los inversores y refuerza la resistencia y la prosperidad de Europa. Este es un momento decisivo: todos los sectores de todos los Estados miembros deben contribuir a conseguirlo”, terminó.
En una era marcada por las inversiones en defensa y seguridad y por una reconversión industrial, el Pacto Verde sigue presente en el día a día de la UE. “Las energías renovables se están convirtiendo en la principal fuente de electricidad de la UE y estamos reduciendo nuestro consumo de energía final.
Lograremos la descarbonización, porque no solo proporciona energía limpia, sino también empleos de calidad, crecimiento y seguridad energética”, añadió en este sentido Jorgensen. Eso sí, la mirada de Bruselas va hacia el largo plazo.
“Debemos hacer más para acelerar los beneficios de la transición, reducir la demanda de energía, mejorar la eficiencia energética y garantizar que estas ambiciones se materialicen al tiempo que completamos nuestra Unión de la Energía”, sentenció el comisario danés.
“La siguiente fase debe centrarse en convertir los planes en acciones, con fondos públicos eficaces, inversión privada y coordinación a nivel regional y europeo. La Comisión continuará apoyando estos esfuerzos”, concluyen desde Bruselas.
Asimismo, los Estados que aún no han entregado sus planes finales -Bélgica, Estonia y Polonia- “deben hacerlo sin demora”, recuerdan.