Dos personas permanecen hoy desaparecidas, seis murieron y tres sufrieron heridas tras una inundación repentina que afectó a 10 viviendas en esta región suroccidental de Guangxi.
De acuerdo con autoridades locales, nueve grupos de rescate integrados por bomberos, policías, fuerzas armadas, personal de gestión de emergencias y residentes locales completaron una búsqueda a lo largo de 20 kilómetros del río con una operación que combinó medios terrestres, acuáticos y aéreos.
La crecida ocurrió el 23 de mayo pasado en la tarde hora local y desde entonces comenzaron las labores de búsqueda y rescate a lo largo del cauve fluvial de unos 25 kilómetros.
Este tipo de eventos refleja la vulnerabilidad de ciertas zonas rurales chinas frente a fenómenos naturales, especialmente en temporadas de lluvias intensas, y pone a prueba la capacidad de respuesta rápida de las instituciones gubernamentales.
La semana pasada un deslizamiento de tierra afectó una zona rural en el condado de Dafang, provincia de Guizhou, suroeste del país, y dejó al menos 10 personas atrapadas en los escombros.
El presidente chino, Xi Jinping, abogó en reiteradas ocasiones por fortalecer el monitoreo de desastres y su alerta temprana, identificar riesgos y peligros ocultos de manera oportuna, preparar equipos y materiales adecuados, perfeccionar planes de trabajo y abordar de manera efectiva todas las emergencias.