El esfuerzo de la administración Trump por revivir la fabricación doméstica moderna y automatizada requerirá el uso generalizado de robots industriales avanzados provenientes del extranjero, incluida China.
Japón, China, Alemania y Corea del Sur, todos ellos blanco de las guerras comerciales de Trump en un grado u otro, producen aproximadamente el 70% de los robots del mundo, según la Federación Internacional de Robótica.
La destreza de China en este campo está “creciendo rápidamente”, dice Axios, citando la exitosa priorización de la robótica en la iniciativa “Hecho en China 2025”, lanzada bajo la guía del presidente Xi en 2015.
En cuanto a Estados Unidos, sus capacidades de robótica industrial se están quedando atrás: pasaron de ser pioneros en el uso de robots en la fabricación de automóviles en los años 1960 a ver cómo empresas japonesas y europeas se pusieron al día y superaron a Estados Unidos gracias a la falta de inversión, apoyo gubernamental y resistencia sindical.
La Casa Blanca espera que las grandes inversiones necesarias para reconstruir el sector de la robótica industrial puedan resolverse mediante incentivos fiscales, y asegura que sus esfuerzos de relocalización están diseñados para “abordar directamente” cuestiones como las importaciones de robots extranjeros en la fabricación “crítica para la seguridad nacional y económica”.
Varias empresas estadounidenses especializadas en tecnología, como Tesla, Agility Robotics y Figure AI, están trabajando en una nueva generación de robots industriales domésticos.
Sin embargo, por ahora, alrededor del 40 % de los sistemas robóticos en Estados Unidos provienen de Japón, el 16 % de China y el 12 % de Alemania.