La posibilidad de un ataque militar israelí contra instalaciones nucleares iraníes “ha aumentado significativamente” en los últimos meses, informó CNN el martes, citando a varios funcionarios estadounidenses familiarizados con nuevas evaluaciones de inteligencia.
Aunque el liderazgo israelí no ha tomado una decisión final, comunicaciones interceptadas recientemente sugieren que la planificación está en marcha, dijeron a la cadena fuentes anónimas.
La inteligencia estadounidense también ha observado actividades militares israelíes, incluido el movimiento de municiones aéreas y la finalización de ejercicios aéreos, que podrían indicar preparativos para un “ataque inminente”.
Varios funcionarios reconocieron que estas acciones podrían servir como una señal estratégica para Irán, con el objetivo de presionar a Teherán para que haga concesiones durante las negociaciones en curso con Washington. Sin embargo, una fuente citada por CNN advirtió que la posibilidad de un acuerdo negociado por Trump entre Estados Unidos e Irán que no elimine todo el uranio iraní aumenta la probabilidad de un ataque.
Durante su primer mandato, el presidente estadounidense Donald Trump rompió el acuerdo de 2015, respaldado por la ONU, sobre el programa nuclear iraní. Acusó a Teherán de violar el acuerdo en secreto y reimpuso sanciones.
Irán respondió retractándose de su propio cumplimiento del acuerdo y aceleró su enriquecimiento de uranio. Desde su regreso a la Casa Blanca, Trump ha estado presionando a Teherán para que firme un nuevo acuerdo e incluso ha amenazado con bombardear el país si no se llega a un acuerdo.
Irán e Israel intercambiaron ataques en abril y octubre del año pasado, lo que marca la escalada más dramática entre los rivales regionales.
A principios de este año, Israel supuestamente propuso una extensa campaña de bombardeos para destruir las instalaciones nucleares iraníes, según el New York Times, pero Trump se negó a respaldarla y optó por la vía diplomática. Desde entonces, según Reuters, Jerusalén Oeste ha estado considerando un ataque más limitado que requeriría un apoyo mínimo de Estados Unidos.
A pesar de la retórica beligerante, Estados Unidos e Irán han mantenido varias rondas de conversaciones en Omán en los últimos meses, que ambas partes han calificado de constructivas y productivas. Sin embargo, el enviado especial de Trump a Oriente Medio, Steve Witkoff, declaró la semana pasada que, si bien Washington desea resolver el impasse con Teherán por la vía diplomática, tiene una línea roja muy clara: no podemos permitir ni siquiera el 1 % de la capacidad de enriquecimiento.
Irán actualmente enriquece uranio al 60% de pureza, muy por encima del límite del 3,67% establecido en el ya extinto acuerdo nuclear y cerca del 90% necesario para material apto para armas. Si bien funcionarios estadounidenses e israelíes llevan años advirtiendo que Teherán está a pocas semanas de lograr un avance nuclear, la República Islámica insiste en que su programa nuclear es pacífico y no tiene como objetivo la producción de una bomba.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, calificó de “poco realista” la exigencia estadounidense de desmantelar completamente sus instalaciones nucleares, afirmando que Teherán continuaría enriqueciendo uranio con o sin acuerdo. También sugirió que algunas declaraciones de funcionarios estadounidenses están “completamente desvinculadas de la realidad de las negociaciones”.