Friedrich Merz, el nuevo canciller federal de Alemania, trajo un mensaje inequívoco a su primera visita a Bruselas desde que asumió el cargo.
“No puede convertirse en regla endeudarnos a nivel de la UE”, declaró.
En conferencias de prensa separadas con Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y António Costa, presidente del Consejo Europeo, el líder alemán no dejó lugar a dudas sobre su visión sobre la emisión de deuda compartida por los 27 estados miembros, como hizo el bloque en 2020 para crear el fondo de recuperación de la COVID-19 de 750.000 millones de euros.
Desde aquella experiencia pionera, un grupo cada vez mayor de países ha planteado la idea de repetir el modelo para recaudar fondos para los numerosos desafíos que enfrenta hoy Europa, entre ellos la pérdida gradual de competitividad, la lucha contra el cambio climático, la eliminación gradual de los combustibles rusos y, más recientemente, el aumento del gasto militar.
A principios de marzo, von der Leyen presentó el plan “Readiness 2030” para invertir hasta 800 000 millones de euros en el rearme de la UE y el fortalecimiento de la disuasión. El plan incluye 150 000 millones de euros en préstamos a bajo interés, que serán reembolsados únicamente por los Estados miembros que los soliciten. El resto del dinero se recaudará mediante la flexibilización temporal de las normas fiscales y nuevas iniciativas con el sector privado.
El viernes, Merz defendió la necesidad de recurrir a los mercados financieros para impulsar el gasto militar, pero advirtió contra la extensión de este enfoque a otras áreas políticas. Antes de asumir el cargo, el líder conservador impulsó una enmienda constitucional para eximir del llamado “freno de la deuda” en Alemania el gasto en defensa y seguridad superior al 1% del PIB.
“Nos enfrentamos a crisis y desafíos en todo el mundo que se están volviendo más permanentes, y que no pueden usarse como base para una deuda europea común permanente”, dijo la canciller, hablando junto a Costa.
Más tarde, ante von der Leyen, se hizo eco de su mensaje anterior.
Puede haber circunstancias excepcionales, como durante la pandemia de COVID. Otra situación en la que nos encontramos actualmente es la de reforzar nuestras capacidades de defensa dijo. Pero el endeudamiento de la Unión Europea debería seguir siendo una excepción.
Merz también expresó su preocupación por la carga que el continuo gasto público supondría para los Estados miembros, algunos de los cuales ya superan el ratio de deuda/PIB del 100%.
“Me pregunto hasta qué punto será posible la refinanciación, no solo de la deuda, sino también de los tipos de interés. No podemos caer en una espiral de deuda sin fin”, afirmó.
“Lo que debemos hacer es buscar soluciones conjuntas, pero no es solo una cuestión de dinero. Es también una cuestión de eficiencia”, añadió, abogando por la simplificación regulatoria, la estandarización y las economías de escala como métodos alternativos.
El debate sobre la deuda comenzará con fuerza cuando la Comisión presente su propuesta de presupuesto de la UE 2028-2032, que introducirá una nueva dotación para amortizar la deuda acumulada con cargo al fondo de recuperación de la COVID-19. Se estima que los reembolsos serán considerables, entre 13 000 y 15 000 millones de euros anuales hasta 2058.
La presentación de la Comisión, prevista para antes de finales de este año, desencadenará un debate prolongado, complejo y probablemente explosivo entre los Estados miembros.
España, por ejemplo, ha presentado una ambiciosa propuesta para aumentar el presupuesto del bloque de los 1,2 billones de euros actuales a 2 billones, utilizando la deuda común como instrumento. Mientras tanto, los países bálticos, Polonia y Grecia han solicitado subvenciones para financiar el gasto en defensa. A diferencia de los préstamos concebidos por von der Leyen, estas subvenciones se devolverían colectivamente.
Finlandia y Dinamarca, dos naciones tradicionalmente frugales, han cambiado de estrategia y adoptado una postura más flexible, argumentando que la postura agresiva de Rusia justifica una nueva forma de pensar. En cambio, los Países Bajos insisten en su vieja línea roja: no más deuda común.
La cuadratura del círculo solo será posible una vez que Alemania y Francia, las mayores economías de la UE, lleguen a un acuerdo. París ha pedido con frecuencia soluciones innovadoras para el presupuesto de la UE, incluso mientras lucha por frenar su creciente deuda.
“Va a ser una discusión difícil. Habrá diferencias de opinión”, admitió Merz. “No siempre hay acuerdo entre Alemania y Francia, pero nos estamos reuniendo para hablar sobre estos temas”.
La visita de Merz a Bruselas coincidió con el Día de Europa.