El presidente francés, Emmanuel Macron, y el nuevo canciller alemán, Friedrich Merz, quieren reactivar “el motor de la Unión Europea” con un eje París-Berlín “más fuerte”, pero en su primera reunión, que tuvo lugar este miércoles en la capital gala,también evidenciaron sus primeras discrepancias relacionadas con la economía, el vínculo con Estados Unidos o el acuerdo entre el bloque comunitario y el Mercosur.
“La guerra en Ucrania no terminará si no hay todavía más compromiso político y militar de Estados Unidos. Los europeos no pueden sustituirlos”, sostuvo el germano, con un tono mucho más incisivo que el empleado por Macron, quien busca reforzar la autonomía europea en este sentido.
Eso sí, la mayo diferencia tuvo que ver con Mercosur, un pacto del que Francia es el mayor crítico dentro de la UE, pese a que ya se ha alcanzado un acuerdo político entre las partes. De hecho, una de las claves ahora es que se pueda superar el veto galo a través de una mayoría cualificada en la ratificación por parte de los países. Merz, en ese punto, pidió precisamente “una rápida ratificación y puesta en marcha” para que la Unión pueda reforzar las vínculos con otros socios.
Macron no lo ve así. “Estamos a favor de los acuerdos comerciales si protegen al productor europeo y les asegura una igualdad de trato operativo. ¿Qué tipo de economía sería la de la UE si se exige cada vez más a nuestros productores, mientras nos abrimos a otros que no respetan las mismas reglas?”, señaló el inquilino del Elíseo, que prefiere mirar a otros aliados como Canadá.
Además, francés y alemán también mostraron importantes diferencias respecto a la vigencia del Pacto de Estabilidad de la Unión Europea. Merz defendió mantener las reglas fiscales que limitan el déficit y la deuda pública, argumentando que enviar una señal clara de estabilidad a los mercados es crucial para preservar la credibilidad de la eurozona. No obstante, matizó que deberían contemplarse excepciones para el gasto en Defensa, dada la creciente preocupación por la seguridad en Europa.
Macron, por su parte, expresó una visión divergente y más flexible, afirmando que aferrarse a los antiguos dogmas fiscales “sería un error” en un contexto global cambiante.
El mandatario francés insistió en la necesidad de que la UE se abra a mayores inversiones públicas para afrontar los desafíos económicos y tecnológicos del presente. Esta postura refleja una continuidad con la política francesa de priorizar el crecimiento económico frente a una ortodoxia fiscal estricta, lo que históricamente ha generado tensiones con Berlín.
A pesar de estas discrepancias, ambos líderes intentaron proyectar unidad en temas internacionales, especialmente en lo referente a la guerra en Gaza. Macron denunció la crítica situación humanitaria en la Franja y pidió una acción urgente, mientras que Merz, aunque respaldó el derecho de Israel a defenderse del terrorismo, subrayó la responsabilidad humanitaria que recae sobre el Estado hebreo.
Estas posturas se alinearon parcialmente con las críticas de varios países europeos al plan israelí de ampliar su ofensiva, reflejando una voluntad compartida de evitar una escalada del conflicto que comprometa una solución de dos Estados.