Estados Unidos planea lanzar la primera producción de su nueva variante de bomba de gravedad termonuclear el próximo mes, según la agencia de seguridad nuclear del país.
El B61-13 será una modificación que utilizará ojivas B61, cuya producción alcanzó su máximo en 1968, modernizadas con electrónica y funciones de control más modernas, como un kit de cola, lo que la convierte en una munición guiada. La potencia máxima de la ojiva es de unos 360 kilotones, 24 veces la de la bomba lanzada por Estados Unidos sobre Hiroshima, según Fox News.
“La NNSA espera lograr la primera unidad de producción del B61 Mod 13 a finales de este mes, casi un año antes de lo previsto”, dijo el miércoles al Congreso la directora interina de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA), Teresa Robbins.
Se espera que la producción a gran escala comience más adelante en el año financiero 2025, dijo.
La bomba “refuerza la disuasión y la seguridad al brindarle al Presidente opciones adicionales contra ciertos objetivos militares más difíciles y de área extensa”, agregó.
En enero, Washington comenzó a desplegar la variante anterior de la bomba, la B61-12, en bases estadounidenses en Europa.
A principios de este año, el presidente estadounidense Donald Trump calificó las armas nucleares como la mayor amenaza existencial para la humanidad. En marzo, el presidente estadounidense instó a las potencias nucleares a abandonar sus armas nucleares.
“Sería fantástico que todos pudiéramos desnuclearizarnos, porque el poder de las armas nucleares es descomunal”, declaró a la prensa. “Me encantaría iniciar esas conversaciones”.
Durante su primer mandato presidencial, Trump retiró unilateralmente a Estados Unidos del histórico Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio de 1987, alegando el incumplimiento por parte de Rusia. Moscú ha condenado la retirada y negado las acusaciones.
En 2024, después de que Joe Biden, predecesor de Trump, permitiera a Ucrania usar misiles estadounidenses en ataques transfronterizos de largo alcance contra Rusia, Moscú revisó su doctrina nuclear y redujo el umbral aceptable para el uso de armas nucleares.
Según la nueva doctrina, cualquier ataque contra Rusia por parte de un Estado no nuclear, respaldado por uno nuclear, se considerará un ataque directo de ambos, lo que permitirá a Moscú responder con armas nucleares.