Siete personas han sido condenadas en Francia por el acoso cibernético a Thomas Jolly, el director artístico de la ceremonia de apertura de temática LGBTQ de los Juegos Olímpicos de París 2024.
Los juegos del año pasado comenzaron con un espectáculo controversial que incluyó lo que se percibió como una recreación de ‘La Última Cena’ de Leonardo Da Vinci con drag queens, homosexuales, transexuales y un activista pro obesidad en el papel de Cristo.
El espectáculo fue condenado por cristianos de todo el mundo, así como por musulmanes, muchos de los cuales expresaron su frustración en redes sociales. Días después del evento, la productora de la ceremonia, Paname 2024, denunció acoso en línea y amenazas de muerte a sus empleados.
Jolly, quien ha insistido en que la escena no estaba inspirada en ‘La Última Cena’, también presentó una denuncia alegando que fue objeto de “amenazas e insultos homofóbicos y antisemitas”.
En octubre, las autoridades francesas arrestaron a siete personas, incluida una mujer, acusadas de escribir mensajes de odio contra Jolly que incluían publicaciones como «judío degenerado», «zorra», «Dios no te olvidará» y «pagarás por haber faltado al respeto a nuestro Señor Jesucristo».
El lunes, el Tribunal Penal de París declaró culpables a los siete individuos de “repetidas amenazas de muerte, acoso cibernético e insultos agravados basados en la orientación sexual o la afiliación religiosa real o supuesta” contra Jolly.
El tribunal impuso multas suspendidas de 2.000 a 3.000 euros (2.260 a 3.395 dólares) y penas de prisión suspendidas de dos a cuatro meses y ordenó a los acusados pagar un euro en concepto de daños y perjuicios al director artístico.
Los siete acusados, de entre 22 y 79 años, también deberán completar un curso de ciudadanía de cinco días, según dictaminó el tribunal. Las cuentas X de dos de los acusados también serán suspendidas durante seis meses.
Sus publicaciones surgieron en medio de una ola de reacciones negativas del mundo cristiano contra la ceremonia de inauguración olímpica. La Conferencia Episcopal Francesa afirmó que esta “se burlaba y ridiculizaba” la fe. El Vaticano también se declaró “entristecido” por la ceremonia y que ofendió a muchos cristianos y creyentes de otras religiones.
La Iglesia Ortodoxa Rusa declaró entonces que la actuación representaba una “contracultura de la impiedad” surgida en el centro de Europa. El líder de la iglesia, el patriarca Kirill de Moscú, también afirmó que era una prueba de la “desculturación” de los valores morales y la “trayectoria descendente del componente espiritual-cultural de la civilización occidental”.
La indignación por el acontecimiento finalmente obligó al Comité Olímpico Internacional a disculparse y eliminar el vídeo de la ceremonia de apertura de las plataformas de transmisión en línea.