La mayor compañía ballenera de Islandia, Hvalur hf., no cazará esta temporada. Este es el segundo año consecutivo que la compañía decide no cazar ballenas durante el verano.
Aunque Hvalur no es la única empresa ballenera de Islandia, es, con diferencia, la más grande, con un permiso para la caza de 200 rorcuales comunes esta temporada. Su director ejecutivo, Kristján Loftsson, afirma que su personal ha sido informado de la decisión, tomada debido a la situación económica mundial.
“Dada la situación económica actual, Hvalur HF no ve otra opción que permanecer atracado y esperar tiempos mejores. La situación se reevaluará el próximo año”, declaró Loftsson a los medios islandeses.
Loftsson dice que la situación económica en Japón (donde Hvalur HF vende casi todos sus productos), como la inflación, han llegado a un punto en el que la caza de ballenas ya no es económicamente viable.
“La evolución de los precios de los productos en nuestro principal mercado, Japón, ha sido desfavorable últimamente y está empeorando”, afirmó. “El precio de nuestros productos es tan bajo que no justifica la caza”.
El año pasado, la caza de ballenas tampoco se llevó a cabo. En una acción altamente politizada, Svandís Svavarsdóttir, entonces ministro de Agricultura y Pesca del partido de izquierda-verde, expidió el permiso de la temporada tan solo un día antes de su inicio.
Loftsson dice que la emisión tardía del permiso hizo imposible que la empresa planificara y ejecutara adecuadamente sus operaciones en 2024.
La caza de ballenas sigue siendo un tema polémico en Islandia, y el público en general está dividido sobre si apoya o no esta práctica.
Islandia, Noruega y Japón son actualmente los únicos países que todavía permiten la controvertida práctica de la caza de ballenas.
La temporada de caza de ballenas en Islandia suele durar desde mediados de junio hasta septiembre. Sin embargo, en los últimos años, los balleneros islandeses han tenido dificultades para cumplir con sus cuotas.
La segunda empresa ballenera más grande de Islandia, IP-Utgerd, cesó sus operaciones en 2020, alegando la disminución de las ganancias y la demanda de carne de ballena facilitada por la pandemia de COVID-19.