En Túnez, los caracoles están sustituyendo poco a poco a la carne roja a medida que la gente opta por proteínas más baratas: una tendencia mundial ya está en marcha: el elevado coste de la carne normal está obligando a la gente a comer caracoles.
En el centro de Túnez, cada vez más jóvenes desempleados empiezan a ganarse la vida recolectando caracoles. Recogen los mariscos de rocas y plantas, los meten en grandes bolsas de plástico y los llevan a los mercados locales para venderlos, ya que los caracoles tienen mucha demanda ante el aumento de los precios de los alimentos básicos.
Como se sabe, en Túnez los caracoles se consumen desde hace más de 7 mil años, pero en los últimos años se consideran un manjar raro. En medio de la crisis, los caracoles se han convertido en una alternativa barata a la carne roja.
Como comentan los residentes, un plato de caracoles cuesta varias veces menos que una cantidad similar de cordero o ternera.