En el distrito de Győr-Moson-Sopron, al norte de Hungría, los camiones transportan los cadáveres de más de 3.000 animales a una zona estatal entre las aldeas de Csemeztanya e Irénpuszta, cerca de la frontera entre Hungría y Austria, donde serán enterrados.
Se ordenó su sacrificio después de que varios animales de una granja en Levél se infectaran con fiebre aftosa, a pesar de que la mayoría del ganado aún se encontraba sano. La policía está comprobando que solo se permita la entrada a las instalaciones afectadas a un veterinario y a sus trabajadores.
Se ordenó para prevenir la propagación de la enfermedad, y podría tomar hasta diez días sacrificar a todo el ganado. Además de cal y paja, se colocará una capa de tierra de dos metros sobre los cadáveres.
La enorme fosa común de animales fue excavada en Csemeztanya, parte de la aldea de Hegyeshalom. Algunos lugareños temen que los cadáveres puedan contaminar las aguas subterráneas.
“Tenemos nuestros propios pozos, nuestros propios pozos perforados, y entierran a los animales bastante cerca. Tenemos miedo de contaminar el agua potable. Es bueno que nos prometieran una red de agua, pero no queremos que ocurra algo antes”, dice Mihály Bakos, quien vive en Csermeztanya desde 1959.
El propietario de la Cooperativa Western Gate, Paul Meixner, ciudadano húngaro nacido en Austria, lleva 30 años criando animales en Levél. Toda su granja podría estar ahora en peligro, pues tuvo que sacrificar a todo su ganado, a pesar de que solo el 5% del rebaño estaba infectado.
“Es un reglamento veterinario de la UE, y cada estado miembro debe actuar conforme a él. El rebaño infectado debe ser destruido y descrito con precisión, porque si la enfermedad persiste, podría infectar a todo el país. Por eso debe ser local”, explicó Paul Meixner a Euronews.
El sacrificio masivo de ganado sano también es muy estresante emocionalmente para los ganaderos.
El animal es conducido a un pasillo, entra en un corral y el carnicero le dispara en la cabeza. El animal muerto se carga en un camión y se transporta en un camión cerrado. Los camiones que llegan y salen de la planta también se desinfectan.
En Eslovaquia se ha detectado también un nuevo brote de fiebre aftosa y los camiones han tenido que pasar por una zona de desinfección en el paso fronterizo de Rajka.
La granja Levèl sufrirá pérdidas de 3,7 millones de euros debido al sacrificio de todo su ganado. Desde allí se transportan decenas de miles de litros de leche a diario, y la falta de leche supone una enorme pérdida de ingresos. El gobierno ha prometido una compensación, pero aún no se sabe a cuánto ascenderá.