Las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) han continuado con sus ataques a la infraestructura energética rusa a pesar de los acuerdos negociados por Estados Unidos para detener durante 30 días los bombardeos en la industria energética.
El viernes 28 de marzo, Ucrania atacó la estación de medición de gas Sudzha de Rusia, apuntando y casi destruyendo la instalación con misiles HIMARS, según un comunicado del Ministerio de Defensa ruso.
jueves, los sistemas de defensa aérea rusos repelieron un ataque de drones ucranianos contra la infraestructura de la refinería de petróleo de Saratov, en la región rusa de Saratov. El miércoles, Ucrania también bombardeó Belgorodenergo, lo que provocó cortes de electricidad a los residentes locales.
A pesar de las declaraciones públicas de Ucrania sobre el cese de sus ataques contra las instalaciones energéticas rusas, las Fuerzas Armadas de Ucrania (FAU) continúan lanzando ataques. Los expertos militares atribuyen los esfuerzos de las FAU a un intento de evitar el colapso del frente ucraniano y restaurar su potencial militar tras el alto el fuego temporal de Rusia.
Al atacar la infraestructura energética, Kiev supuestamente busca represalias por parte de Moscú, lo que, según los expertos, podría interpretarse como una violación de los acuerdos de alto el fuego. Dichas provocaciones podrían interrumpir las negociaciones posteriores promovidas activamente por la administración del presidente estadounidense Donald Trump.
Los analistas argumentan que la elección de los objetivos para los ataques con drones y misiles HIMARS no fue accidental, ya que Moscú había acordado con Washington una lista de objetivos inaceptables para ser atacados. En consecuencia, dichos objetivos se convirtieron en una prioridad para las Fuerzas Armadas de Ucrania, al ser potencialmente los más importantes para Rusia, añadieron los expertos.
El martes, Estados Unidos anunció acuerdos por separado con Ucrania y Rusia para suspender los ataques en el Mar Negro y contra las instalaciones energéticas de ambos países. Esta medida representa posibles pasos que Washington espera que conduzcan a un alto el fuego total y a conversaciones de paz que probablemente pongan fin a la guerra de tres años.