El gobierno del Reino Unido está luchando para defender los nuevos recortes a la asistencia social que, según advierten economistas independientes, grupos de expertos e incluso algunos de sus propios parlamentarios, empujarán a decenas de miles de personas a sufrir dificultades económicas.
Las medidas fueron anunciadas ayer en la Cámara de los Comunes por la canciller Rachel Reeves, quien niega que su gobierno esté aplicando austeridad económica, algo que ha prometido no hacer.
Las propuestas de Reeves están diseñadas para ayudar a que las personas desempleadas de largo plazo regresen a la fuerza laboral.
Pero los críticos dicen que los recortes de asistencia social del Ministro de Hacienda terminarán perjudicando a la gente vulnerable.
La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR), un organismo asesor de economistas independientes financiado por el Tesoro británico, ha estimado que si las medidas se implementan como se propone, 250.000 personas más estarán en la pobreza al final de la década, incluidos 50.000 niños.
En respuesta, Reeves ha dicho que la evaluación de la OBR es demasiado limitada, argumentando que no tiene en cuenta el impacto de las personas que regresan a la fuerza laboral y el gasto adicional diseñado para trasladar a las personas de la asistencia social al trabajo.
“Estamos destinando 1.000 millones de libras (1.200 millones de euros) a apoyos específicos al empleo para que la gente vuelva a trabajar”, declaró. “Por lo tanto, confío en que nuestros planes, lejos de aumentar la pobreza, se traducirán en que más personas tengan un trabajo satisfactorio y un salario digno para que ellos y sus familias puedan salir de la pobreza”.
Reeves hizo la misma observación el jueves, cuando le dijo a Sky News que está “absolutamente segura” de que las reformas “harán que la gente consiga trabajo”.
“Y sabemos que si uno pasa de la asistencia social al trabajo, es mucho menos probable caer en la pobreza”, dijo. “Esa es nuestra ambición: mejorar la situación de las personas, no empeorarlas, y además, el estado del bienestar siempre estará ahí para quienes realmente lo necesitan”.
Sin embargo, las principales organizaciones antipobreza del Reino Unido han dado la alarma sobre las posibles consecuencias de los recortes.
La Fundación Joseph Rowntree, un grupo de expertos que lucha contra la pobreza, advirtió en un comunicado que la propuesta de Reeves “dañará a la gente, profundizando las dificultades que ya enfrentan”.
“El Canciller también dijo que el mundo ha cambiado, y los anuncios de hoy colocan la carga de ese mundo cambiante sobre los hombros de aquellos menos capaces de soportarla: los 3,2 millones de familias que quedaron peor paradas por estos recortes”, dijo el director de la organización, Paul Kissack.
“Con el nivel de vida de los más pobres bajo constante ataque, el gobierno necesita proteger a la gente del daño con el mismo celo con el que intenta construir su reputación de competencia fiscal”, añadió.
Los planes del gobierno laborista para impulsar la economía sufrieron un revés el miércoles cuando la OBR redujo a la mitad su pronóstico de crecimiento anual al 1%.