El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa ha desestimado las acusaciones de persecución contra la minoría blanca en su país, calificándolas de “narrativa completamente falsa” . En un discurso a la nación el lunes, sugirió que estas afirmaciones buscan sembrar la división entre la población.
Aunque no mencionó nombres, la declaración de Ramaphosa se produjo un día después de que el multimillonario tecnológico Elon Musk reiterara una acusación de que el gobierno de Sudáfrica, su país de nacimiento, es “antiblanco”.
Musk, aliado cercano y asesor del presidente estadounidense Donald Trump, escribió en X el domingo que un importante partido político sudafricano promueve activamente el genocidio blanco. También afirmó que su servicio de internet satelital Starlink no puede operar en el país africano porque él no es negro.
En su mensaje semanal del lunes, el presidente Ramaphosa instó a los sudafricanos a “no permitir que los acontecimientos más allá de nuestras costas nos dividan o nos enfrenten entre nosotros”.
“En Sudáfrica hoy, todos los ciudadanos, africanos, blancos, indios y de color, hombres y mujeres, gozan de los mismos derechos y libertades que el Estado está obligado a defender, proteger y promover… Como sudafricanos, debemos, por lo tanto, rechazar la política de división que está surgiendo en muchas partes del mundo”, afirmó.
Pretoria ha estado bajo presión por presuntos malos tratos a los afrikaners, descendientes principalmente de colonos holandeses, desde que Trump asumió el cargo en enero.
El presidente de Estados Unidos suspendió recientemente toda la financiación federal a Sudáfrica debido a una controvertida ley de expropiación, que, según Pretoria, pretende abordar las disparidades raciales históricas en la propiedad de la tierra. Trump ha acusado al gobierno de confiscar propiedades agrícolas pertenecientes a sudafricanos blancos. Los afrikáners aún poseen la mayoría de las tierras agrícolas, a pesar de representar solo alrededor del 7% de la población.
Las ONG afrikáneres AfriForum y Solidarity han presionado en Estados Unidos para obtener apoyo y oponerse a la legislación, alegando que viola los derechos de propiedad. Acusan al partido del presidente Ramaphosa de políticas y declaraciones irresponsables que incitan a la discriminación y el genocidio contra los afrikáneres y otras minorías.
El gobierno sudafricano ha calificado las acusaciones de “desinformación”. Sin embargo, los intentos de Pretoria de dialogar con Washington se han topado con dificultades tras la expulsión del embajador sudafricano en Estados Unidos, tras criticar la campaña “Make America Great Again” de la administración Trump.