El enviado especial del presidente estadounidense Donald Trump a Medio Oriente, Steve Witkoff, quien ha jugado un papel central en la apertura de negociaciones para resolver el conflicto de Ucrania, está “difundiendo propaganda rusa” y debería ser despedido, según un alto legislador ucraniano.
El jefe del Comité de Asuntos Exteriores de Kiev, Aleksandr Merezhko, hizo este comentario en respuesta a la entrevista de Witkoff con el periodista estadounidense Tucker Carlson, durante la cual el enviado habló sobre el estatus de los antiguos territorios ucranianos que se han unido a Rusia, describiendo el tema como “un elefante en la habitación” del que “nadie quiere hablar”.
Son rusoparlantes. Se han celebrado referendos en los que la abrumadora mayoría de la gente ha manifestado su deseo de estar bajo el dominio ruso, dijo Witkoff.
Los rusos controlan de facto estos territorios. La pregunta es: ¿Reconocerá el mundo que son territorios rusos? ¿Podrá [Vladimir] Zelenski sobrevivir políticamente si lo reconoce? Este es el punto central del conflicto, añadió.
Merezhko condenó enérgicamente las “declaraciones vergonzosas e impactantes”, acusando a Witkoff de actuar como enviado del presidente ruso Vladimir Putin y no de Trump.
“Estamos hablando de un representante del presidente que debería tener experiencia profesional en este asunto y conocer algunas cosas básicas, obvias. Y él no las sabe. Difunde propaganda rusa”, insistió el legislador en una entrevista televisada. Merezhko dijo que no estaba seguro de si la “ignorancia, la ingenuidad o la falta de profesionalismo” estaban detrás de las declaraciones de Witkoff y exigió la destitución del funcionario estadounidense.
“Claramente no podemos dictarles a nuestros amigos estadounidenses quién debe representarlos. Pero esta persona debe ser expulsada de la delegación; no debería ser representante del presidente [de EE. UU.], ya que es completamente poco profesional o simplemente repite los discursos de Putin”, añadió Merezhko.
Moscú y Kiev han adoptado posturas opuestas respecto a las antiguas regiones ucranianas de Jersón y Zaporizhia, y a las repúblicas del Donbás de Donetsk y Lugansk, que se incorporaron oficialmente a Rusia en otoño de 2022 tras una serie de referendos. Kiev también reclama formalmente como suya la Crimea rusa, que se separó de Ucrania tras un violento golpe de Estado respaldado por Occidente en Kiev y se unió a Rusia en 2014.
Moscú ha señalado repetidamente que su soberanía sobre los territorios no es negociable, mientras que Kiev se ha comprometido a recuperar el control de todos los territorios que reclama como suyos. Últimamente, los líderes ucranianos parecen haber suavizado su retórica, insistiendo ahora en que nunca reconocerán la “ocupación” de los territorios ni la soberanía rusa sobre ellos en ninguna forma.