La cumbre del Consejo Europeo se definió como “decisiva”, y así fue. La Unión Europea empieza a entender el mundo actual. “Ucrania no está sola”, le dijeron todos a Volodimir Zelensky, presente en Bruselas; pero quien sí parece sola para hacerse cargo de su propia seguridad es Europa en su conjunto. La UE quiere mantener el apoyo a Kiev el tiempo que sea necesario y en paralelo “armarse” para lo que viene.
“La seguridad de Ucrania es la seguridad de Europa”, repitieron en el cónclave, pero la frase clave estuvo en Ursula von der Leyen: “El peligro es real e inminente”. Así, los líderes han avalado los 150.000 millones de euros en préstamos para invertir en común en Defensa, propuestos precisamente por la Comisión para la próxima década y ya trabajan en cómo abordar las compras militares.
Además, coinciden también en la buena dinámica que sería poder desviar fondos de Cohesión para compras de Defensa o apostar por proyectos del Banco Europeo de Inversiones. Eso sí, el plan de Von der Leyen incluye otros 650.000 millones de euros que saldrían de que los propios Estados miembros aumenten en un 1,5% de su PIB su gasto en Defensa.
Todo esto, señalan fuentes comunitarias, queda abierto a nuevas ideas para el futuro. Además, avalan también que se active la cláusula de escape de las reglas de déficit y deuda, para que no computen cuando se trata de invertir en seguridad,
España, en ese escenario, aboga por las inversiones conjuntas dentro de la UE, con un formato parecido al fondo de recuperación pospandemia, consciente también de que necesitará aumentar su gasto en seguridad, según apuntó el presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez. Asimismo, ha conseguido que en las conclusiones se tenga en cuenta la importancia de la seguridad “en el flanco sur” de la UE, algo que venía reclamando el Gobierno.
“Estamos viendo cómo el orden internacional se está viendo erosionado, y también el derecho internacional”, añadió el presidente del Gobierno. En ese sentido, exactamente los 27 tienen en cuenta “las amenazas en el resto de las fronteras de la UE” y subraya “la importancia de su defensa”.
“Estamos apoyando a Ucrania para que decida ser lo que quiere ser, y no un Gobierno en manos de intereses ajenos”, añadió. Desde el punto de vista de Sánchez, hay países que quieren “una Europa dividida” y por eso lo importante es “dar certezas”. España se suma a esa premisa, dijo. “Tenemos que trasladar un mensaje de unidad y de fortaleza, con una Europa mucho más unida. Lo hicimos durante la pandemia, durante la crisis energética y lo volveremos a hacer también cuando hablamos de la Defensa y de la seguridad”.
Entre los líderes el mensaje es claro: el despertar defensivo de Europa tiene que darse ya. Y asumen la mayoría que en los próximos meses se podría aprobar un nuevo fondo común, como el que se dio con la pandemia, en este caso para Defensa. Todo depende de que haya países, entre ellos Alemania, que giren en sus planteamientos iniciales, algo que parece plausible. De hecho, el propio canciller alemán, Olaf Scholz -ya de salida- aboga por la reforma de las reglas fiscales para poder invertir en seguridad. “Estoy a favor de que no tengamos una discusión para los próximos uno o dos años, sino que dejemos claro que a largo plazo los Estados puedan gastar en Defensa lo que consideren oportuno”, expresó. Además, pidió “mantener la cabeza fría” en lo que se refiere a las relaciones con Estados Unidos.
Sobre Ucrania también se dieron conclusiones, aunque en este caso con el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, desmarcado, por lo que han salido adelante a 26.
Ahí lo que acordaron los líderes fue respaldar a Kiev a la hora de que sean ellos quienes pongan las condiciones para negociar la paz, y esta tiene que ser “firme y duradera”, repitieron. A la vez, inciden en que Ucrania tiene que estar en la mesa y también Europa debe formar parte de esas conversaciones, en contra de lo que piensa Estados Unidos y sobre todo Rusia.
Volodimir Zelensky se mostró “agradecido” por la acogida en Bruselas y se lo dijo directamente al presidente del Consejo Europeo, Antonio Costa, y a la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, que le recibieron con los brazos abiertos, en contraste con lo sucedido hace una semana en Estados Unidos. “Agradezco el liderazgo que han mostrado en el debate sobre la mejora de la capacidad defensiva de Europa y el fortalecimiento de Ucrania, así como todo el apoyo que han brindado en el camino hacia una paz justa y duradera. Es muy importante que los ucranianos no estén solos: lo sentimos y lo sabemos”, valoró el presidente ucraniano.
En su reunión con los aliados, ha dejado claro que “todo el mundo debe asegurarse de que Rusia, la única fuente de esta guerra, acepte la necesidad de ponerle fin”, poniendo el foco en Vladimir Putin, pero también en cierto modo en EEUU. “Esto se puede demostrar con dos formas de tregua: no atacar a las infraestructuras energéticas y civiles (una tregua para los misiles, las bombas y los drones de largo alcance) y no realizar operaciones militares en el Mar Negro”. Al mismo tiempo, cree que el plan Rearmar Europa es una buena oportunidad, pero quiere que parte de los fondos se destinen a la producción de material militar en Ucrania.
“Nos hemos centrado especialmente en las necesidades de defensa, en particular en el suministro de sistemas de artillería y municiones, así como en la inversión en la producción nacional de drones y misiles de largo alcance. Estos sistemas ya han demostrado su eficacia en el frente y debemos trabajar juntos para reforzar esta ventaja”, expuso el líder ucraniano tras una reunión bilateral con el primer ministro belga, Bart de Wever.
La clave para el Ejecutivo español está en cómo se da la manera de que esa inversión “masiva” no distorsione al bloque, con una actuación conjunta por ejemplo a la hora de suspender las reglas fiscales para las inversiones en Defensa (la llamada cláusula de escape).
Además, reiteran el planteamiento de que Defensa y seguridad tienen que ir de la mano, puesto que no son lo mismo, y respecto a lo segundo el flanco sur es clave para España, aunque reconocen que la celeridad está en el Este ante la amenaza rusa. En ese sentido, fuentes del Gobierno ya aseguran que se quiere alcanzar el 2% del PIB de gasto en Defensa lo antes posible (y no necesariamente en 2029, como está previsto).
Otro de los mensajes más duros salió del primer ministro polaco, Donald Tusk. “La guerra, la incertidumbre geopolítica y la nueva carrera armamentística iniciada por Putin no han dejado a Europa otra opción. Europa debe estar preparada para esta carrera, y Rusia la perderá como la Unión Soviética hace 40 años”, avisó antes de hacer un pronóstico para el futuro: “A partir de hoy, Europa se armará con más sabiduría y más rapidez que Rusia”. En la misma línea se expresó la primera ministra danesa, Mette Frederiksen: “No creo que tengamos mucho tiempo. Hay que rearmar Europa y gastar, gastar, gastar en Defensa. Ese es el mensaje más importante”.
La guerra, la incertidumbre geopolítica y la nueva carrera armamentística iniciada por Putin no han dejado a Europa otra opción
La Alta Representante de la UE, Kaja Kallas, sostuvo por su parte que Europa tiene que mostrar “determinación” y además tiene que tener un lugar en la futura mesa de negociaciones.
A ojos de la estonia, Kiev tiene que poder poner “sus condiciones” para la paz, y eso pasa por reforzar el apoyo del continente, sean cuales sean las cifras finales. En este sentido, aboga por tener unas relaciones estables con Estados Unidos, pero no pone ahí el foco, sino en que la UE pueda “tomar decisiones” tangibles que han tardado demasiado tiempo en abordarse.
Los Bálticos, al mismo tiempo, creen que ya hacen buena parte del trabajo en cuanto a la inversión en Defensa. “Ahora tenemos que hacerlo colectivamente”, expresaron los primeros ministros de Letonia y de Lituania.
En cambio, la china en el zapato de la UE en este tema es de nuevo el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que quiso suavizar el tono y aseguró que “aunque puede que discrepemos sobre las modalidades de paz, estamos de acuerdo en que debemos reforzar los medios de defensa de las naciones europeas”. Eso sí, ha pedido que ese camino tiene que servir para “empoderar a los Estados miembros más que a los burócratas de Bruselas