La fortaleza económica de Alemania se ha basado durante mucho tiempo en una formidable base industrial, una fuerza laboral altamente calificada e instituciones internas sólidas.
Sin embargo, durante décadas, su prosperidad también estuvo sustentada por una frágil trilogía: la energía barata de Rusia, el paraguas de seguridad de Estados Unidos y un próspero mercado exportador en China.
Hoy, los cambios globales han desmantelado esos apoyos externos, exponiendo profundas fragilidades estructurales. Una fuerza laboral envejecida, una subinversión crónica y una inercia regulatoria amenazan con afianzar el estancamiento.
Ahora que ya han pasado las elecciones, la urgencia de una reforma es más evidente que nunca. Tras dos años de crecimiento negativo, Alemania debe revitalizar su economía.
El nuevo gobierno tiene una oportunidad crucial para recalibrar la trayectoria económica de Alemania con reformas audaces y específicas. Al mismo tiempo, Alemania debe seguir aprovechando sus puntos fuertes para seguir siendo competitiva en la nueva economía global.
En primer lugar, la política fiscal
La recalibración debe comenzar por la política fiscal. El freno constitucional a la deuda alemana, que limita el déficit federal al 0,35% del PIB, ha limitado significativamente la inversión pública.
La prudencia fiscal es encomiable, pero su aplicación rígida ha privado a la infraestructura, la digitalización y la modernización industrial de fondos muy necesarios. En 2021, la inversión pública se situó en el 2,6% del PIB, muy por debajo del promedio de la OCDE del 3,4%.
Un estudio del año pasado estima que Alemania debe invertir al menos 600.000 millones de euros durante la próxima década para modernizar la infraestructura, mejorar la educación y avanzar en la descarbonización, excluyendo los recursos adicionales necesarios para aumentar el gasto de defensa.
El sentimiento público está cambiando en consecuencia. El 55% de los alemanes apoya ahora las reformas para frenar la deuda, incluido el 55% de los votantes de la CDU y el 41% de los partidarios del FDP.
La escasez de mano de obra plantea un problema igualmente acuciante. Alemania va camino de perder siete millones de trabajadores en 2035, un cambio demográfico que amenaza con erosionar la productividad. Para que la tasa de crecimiento potencial de Alemania vuelva a su promedio de largo plazo del 1,1% en 2029 (igual al promedio de 2004 a 2023), los cálculos indican que se necesitaría una afluencia de 1,5 millones de inmigrantes en edad de trabajar.
La capacidad de reinvención de Alemania sigue intacta. El país cuenta con instituciones de investigación de primer nivel, una fuerza laboral calificada y una tradición sin precedentes en ingeniería de precisión. Sin embargo, estas fortalezas deben aprovecharse activamente mediante reformas estratégicas.
Pero la inmigración por sí sola no es suficiente. Alemania también debe hacer más para integrar a los trabajadores cualificados en el mercado laboral, en particular ampliando el acceso a servicios de guardería y reformando las políticas fiscales, que actualmente conducen a tipos impositivos marginales muy elevados para quienes aportan un segundo ingreso a la familia.
Como resultado, actualmente hay 2,3 millones menos de mujeres empleadas que de hombres, y tienen cinco veces más probabilidades de trabajar a tiempo parcial. Abordar estas barreras ayudaría a mitigar las presiones demográficas y a impulsar la participación en la fuerza laboral.
Los obstáculos regulatorios siguen siendo un freno importante para el crecimiento. Las empresas alemanas gastan aproximadamente 65.000 millones de euros al año en cumplimiento y certificación, mientras que el tiempo de espera de 120 días para obtener una licencia comercial supera con creces el promedio de la OCDE.
La simplificación de la reglamentación especialmente en materia de aprobaciones industriales y de infraestructura— mejoraría la competitividad. Es alentador que las reformas específicas en el sector energético ofrezcan un modelo: la agilización de los procesos de aprobación de proyectos eólicos y solares y la incorporación de estos cambios en la legislación han asegurado una implementación más rápida y una claridad regulatoria a largo plazo.
Desde 2022, Alemania ha superado a sus pares europeos en expansión de capacidad renovable. Este modelo debería replicarse en otros sectores de alto crecimiento.
También hay una fuerza excepcional
A pesar de estos obstáculos, Alemania conserva puntos fuertes excepcionales. Su base industrial sigue siendo líder mundial en excelencia en ingeniería, una ventaja vital en la era de las tecnologías ecológicas y digitales.
La demanda de soluciones sostenibles está en alza y Alemania lidera las economías avanzadas en patentes de innovaciones respetuosas del medio ambiente. También encabeza el índice de ventaja comparativa del FMI para bienes ecológicos, superando tanto a Estados Unidos como a China. Su red de empresas medianas altamente especializadas, conocidas como Mittelstand, ha demostrado desde hace tiempo resiliencia e innovación.
Estos “campeones ocultos” dominan nichos de mercado forjando relaciones sólidas con los clientes y desarrollando soluciones técnicas de vanguardia. Muchos están adoptando ahora la inteligencia artificial para optimizar la producción y ampliar su oferta de servicios.
El ecosistema de startups de Alemania también está cobrando impulso. Solo en 2024 se crearon más de 2.700 nuevas empresas, un 11% más que el año anterior. El optimismo entre las empresas de fabricación de alta tecnología y servicios digitales sigue siendo fuerte, lo que atrae la confianza de los inversores.
La inversión de capital de riesgo ha aumentado, pasando de menos de 5.000 millones de dólares anuales entre 2015 y 2019 a un promedio de 11.000 millones de dólares en la actualidad.
El país cuenta actualmente con 46 unicornios (empresas de alto crecimiento valoradas en más de 1.000 millones de dólares), la mayoría de las cuales operan en sectores tecnológicos con el respaldo de inversores nacionales e internacionales. Esto es una señal de confianza en el potencial de innovación de Alemania, pero para mantener esta trayectoria se necesita un marco de políticas que incentive la inversión a largo plazo.
La capacidad de reinvención de Alemania sigue intacta. El país cuenta con instituciones de investigación de primer nivel, una fuerza laboral calificada y una tradición sin precedentes en ingeniería de precisión. Sin embargo, estas fortalezas deben aprovecharse activamente mediante reformas estratégicas.
Las autoridades deben simplificar la burocracia, repensar las restricciones fiscales obsoletas e invertir en el futuro. Si no se toman medidas decisivas, Alemania corre el riesgo de estancarse, pero con las reformas adecuadas, el país puede reparar y poner en marcha su tambaleante motor económico.