La agricultura italiana demanda unos 100 mil trabajadores adicionales para atender las labores en los campos, principalmente las cosechas, alertó hoy una de las más importantes agrupaciones de ese sector.
Un comunicado divulgado por la Confederación Italiana de Agricultores Directos (Coldiretti), aseveró que la situación es crítica y consideró imprescindible acercar realmente la oferta y la demanda laboral, reduciendo la burocracia, para responder a las necesidades de las empresas y a la seguridad de los trabajadores.
Más de un tercio de la mano de obra ocupada legalmente en los campos italianos proviene del extranjero, compuesta principalmente por rumanos, indios, marroquíes, albaneses y senegaleses, pero faltan unos 100 mil trabajadores, por problemas para contratar a los mismos mediante el denominado Decreto de Flujos 2025.
“El problema principal es que el sistema actual no tiene en cuenta la estacionalidad de la actividad agrícola, y a menudo sucede que, por problemas burocráticos y de visados, un trabajador llega al final de la temporada de cosecha, cuando ya no es necesario”.
Las 185 mil empresas agrícolas que contratan trabajadores en esta nación europea emplean actualmente a más de un millón de trabajadores, precisa la nota de Coldiretti, pero enfrentan muchas dificultades para cubrir esas necesidades.
De acuerdo con ese decreto, que regula las contrataciones, se obliga a emplear en febrero a trabajadores que pueden ser necesarios a finales del otoño, a lo que se suman los efectos del cambio climático, los cuales hacen cada vez más complicada la planificación a largo plazo de las actividades en el campo, apunta el documento.
Otro problema, según plantea esa entidad, es el de la formación de la mano de obra, empezando por la que se lleva a cabo en los países de origen, para permitir a las empresas disponer de personal y trabajadores preparados en el uso correcto de los medios de producción, y también desde el punto de vista de la seguridad.
Es necesario además resolver el problema de los trabajadores que llegan legalmente a Italia para laborar en los campos y luego permanecen en este país para ser contratados al año siguiente, pues los mismos terminan en una situación irregular, lo que impide a las empresas volverlos a emplear, agrega la fuente.