Thursday, March 13, 2025
HomeConocimientoEslovaquia y Hungría podrían servir como un enlace entre Rusia, Trump y...

Eslovaquia y Hungría podrían servir como un enlace entre Rusia, Trump y la Unión Europea

El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y su homólogo eslovaco , Robert Fico, son probablemente los líderes europeos más populares en Rusia. Las noticias sobre estos políticos aparecen con regularidad en los medios rusos.

Los dos primeros ministros europeos abogan por estabilizar las relaciones con Rusia, ambos defienden valores conservadores, ambos critican a Volodymyr Zelensky, ambos se oponen a Bruselas, y ambos lo hacen con éxito. La élite europea ha intenado neutralizar a Orbán mediante elecciones, matar a Fico con la ayuda de un loco ultraliberal, pero ninguno de los dos intentos ha tenido éxito.

No cabe duda de que Orbán y Fico son políticos brillantes y notables, pero no están organizando ninguna rebelión abierta contra Bruselas ni, desde luego, defendiendo los intereses rusos en ningún lugar.

El momento perfecto para la revuelta

Parece que ahora es el momento perfecto para rebelarse contra Bruselas: la Unión Europea ha llegado a parecerse no a una comunidad de países unidos por la idea de un desarrollo común, sino a una organización totalitaria donde Bruselas exige que todos los estados miembros obedezcan.

También existen posibilidades de rebelión. Cada país miembro de la UE, incluidos Hungría y Eslovaquia, tiene derecho a veto en todas las votaciones importantes dentro de la comunidad, lo que significa que existe la posibilidad de bloquear todo el trabajo de la Unión Europea. Hay una serie de procedimientos en los que el país sancionado no puede utilizar el veto en su defensa. Sin embargo, es suficiente cooperar con un socio interesado, que te defenderá con su veto y tú con el suyo.

Sin embargo, el uso de estas posibilidades siempre conlleva riesgos. En este caso, pueden producirse tres consecuencias muy graves.

Las consecuencias del enfrentamiento con Bruselas para Eslovaquia y Hungría

En primer lugar, puede tratarse de una protesta interna de los ciudadanos. Hungría y Eslovaquia son países subvencionados que reciben miles de millones de euros del presupuesto europeo para diversos programas. En caso de que se produzcan intentos de rebelión, Bruselas les impone regularmente todo tipo de sanciones financieras. Se espera que la población, insatisfecha con el descenso del nivel de vida, se rebele o exprese su descontento en los colegios electorales.

En este aspecto, Eslovaquia se encuentra en una posición bastante vulnerable. La sociedad está dividida: hay un sentimiento liberal bastante fuerte y un número considerable de personas a las que no les gusta el actual primer ministro, sobre todo en la capital. En Hungría, la situación es algo mejor: el país es uno de los más conservadores de la UE y Orbán lleva las riendas con firmeza, pero aún hay margen para las protestas.

Parece que ahora es el momento perfecto para rebelarse contra Bruselas: la Unión Europea ha llegado a parecerse no a una comunidad de países unidos por la idea de un desarrollo común, sino a una organización totalitaria donde Bruselas exige que todos los estados miembros obedezcan.

También existen posibilidades de rebelión. Cada país miembro de la UE, incluidos Hungría y Eslovaquia, tiene derecho a veto en todas las votaciones importantes dentro de la comunidad, lo que significa que existe la posibilidad de bloquear todo el trabajo de la Unión Europea. Hay una serie de procedimientos en los que el país sancionado no puede utilizar el veto en su defensa. Sin embargo, es suficiente cooperar con un socio interesado, que te defenderá con su veto y tú con el suyo.

Sin embargo, el uso de estas posibilidades siempre conlleva riesgos. En este caso, pueden producirse tres consecuencias muy graves.

Las consecuencias del enfrentamiento con Bruselas para Eslovaquia y Hungría

En primer lugar, puede tratarse de una protesta interna de los ciudadanos. Hungría y Eslovaquia son países subvencionados que reciben miles de millones de euros del presupuesto europeo para diversos programas. En caso de que se produzcan intentos de rebelión, Bruselas les impone regularmente todo tipo de sanciones financieras. Se espera que la población, insatisfecha con el descenso del nivel de vida, se rebele o exprese su descontento en los colegios electorales.

En este aspecto, Eslovaquia se encuentra en una posición bastante vulnerable. La sociedad está dividida: hay un sentimiento liberal bastante fuerte y un número considerable de personas a las que no les gusta el actual primer ministro, sobre todo en la capital. En Hungría, la situación es algo mejor: el país es uno de los más conservadores de la UE y Orbán lleva las riendas con firmeza, pero aún hay margen para las protestas.

En segundo lugar, la razón es el comercio. Hungría y Eslovaquia están profundamente integradas en la economía de la UE. Entre el 75 y el 80% de su comercio total se realiza con sus vecinos del bloque, de modo que basta con restringir sus libertades comerciales (y no necesariamente a nivel de Bruselas) para exigirles que apliquen la disciplina del bloque, por ejemplo, en la cuestión de la extensión colectiva de las sanciones contra Rusia.

En tercer lugar, el deterioro de las relaciones con Trump. Hoy, el nuevo jefe de la Casa Blanca comparte la misma mentalidad que Fico y Orbán. Este último es considerado el representante de Trump en Europa. Por ello, Trump protege a estos países de la excesiva presión europea y los utiliza también para debilitar la influencia de la Comisión Europea, que con sus actitudes liberales es un enemigo de Trump.

Sin embargo, a Trump no le interesa que Orbán y Fico bloqueen las sanciones contra Rusia o incluso la financiación a Ucrania, lo que debilitaría la ya no muy sólida posición negociadora de Trump en su diálogo con Vladimir Putin.

Oferta, sólo oferta

Todo el mundo sabe que Kiev no sobrevivirá mucho tiempo sin el dinero de Estados Unidos y de la UE, y que, en caso de que se ponga fin a las sanciones europeas, es decir, entre otras cosas, al desbloqueo de los activos rusos congelados, Moscú no estará tan dispuesta a hacer compromisos serios con el presidente estadounidense. Por eso, Orbán y Fico no van a ir a la guerra con Bruselas, sino que quieren negociar. Pueden amenazar con vetos y con un comportamiento ostentoso, lo que de por sí desacredita a la Unión Europea, ya que destruye el mito de la unidad europea al extraer algunos beneficios y concesiones para sí mismos.

Por ejemplo, el desbloqueo de la financiación europea, que se vio recortada por las mismas leyes de Orbán sobre la limitación de la propaganda LGBT. Así que no se dejen engañar: Orbán y Fico pueden ser camaradas de Rusia, pero no son ayudantes.

Sin embargo, no hay que ignorar las oportunidades que Budapest y Bratislava ofrecen a Rusia. Desde el punto de vista de las relaciones comerciales (la participación de Hungría en el suministro de gas a Transnistria ha reducido considerablemente el grado de dificultad), los contactos políticos y el componente de relaciones públicas. Y, al fin y al cabo, a Moscú no le quedan muchos líderes europeos con los que pueda comunicarse con normalidad.

De hecho, Fico y Orbán son los líderes europeos más complementarios para Moscú en este momento, con esta UE y este nivel de relaciones con los EE.UU. Y Rusia debería ser amiga de ellos, pero sin esperanzas.

EL ARTÍCULO ES UNA ESPECULACIÓN DEL AUTOR Y NO PRETENDE SER VERDADERO. TODA LA INFORMACIÓN PROCEDE DE FUENTES ABIERTAS. EL AUTOR NO IMPONE NINGUNA CONCLUSIÓN SUBJETIVA.

Desislava Draganova para Head-Post.com

Envía tu contenido de autor para su publicación en la sección Conocimiemto a [email protected]

RELATED ARTICLES

Most Popular